Capitulo Siete: No te rindas

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 Un ser de éxito, debe eliminar de su vida la palabra rendición y no debe considerarlo jamás como una opción. Rendirse es fracasar. Es concederles la razón a nuestros enemigos, es volver las mentiras lanzadas hacia nosotros en una absoluta y apabullante verdad. No te rindas. Persevera siempre hasta el final. Aplaca las críticas con un actuar constante y decidido.

   Extiende las alas que han estado anquilosadas a tu cuerpo y vuela, vuela sobre el paraíso de tus sueños, asciende hasta el infinito y supera las barreras de lo que te era imposible. Siente feliz. Sonríe. Nada te falta. Todo se doblega a tus pies. Eres el ser más bendecido y próspero de todo el universo.

   Tus discípulos, los que quieren ser como tú, los que quieren escuchar de tus labios ese magnífico secreto que posees aumenta por miles a cada segundo y a pesar de tu fama eres benevolente  y los acoges a todos. Les haces sentar sobre sillas de diamante y tú, tomas el lugar en el trono de oro que esculpió para ti el destino. Las preguntas siempre suelen ser las  mismas. A todos cedes con igual rectitud la palabra y utilizas un tiempo prudente para contestar. Tus enseñanzas son palabras sagradas para muchos y para otros tantos humillantes blasfemias. Cada charla, cada dialogo lo inicias siempre con ese palabras que te convirtieron en ese ser de éxito que eres hoy. “No se rindan” se te ha vuelto el saludo de entrada; y todo porque descubriste en ese simple pero significativo vocablo la clave principal para hacerte al éxito.

   Las grandes batallas primero se analizan, después se declaran y por último se libran. Es tu vida la que está en  juego. O actúas y te concentras o simplemente pierdes. Si no avanzas con la valentía y el honor de un soldado, serás derrotado. Nunca pienses, que el escenario en el cual libras la batalla es demasiado peligroso; tu única misión es vencer uno a uno a la totalidad de tus adversarios y colocar sobre la cima más alta tu glorioso estandarte. Tu pecho se sentirá orgulloso de llevar sobre si la medalla de la victoria. Desea la gloria y anhela el triunfo y tu cabeza se cubrirá a cada momento de perfumados laureles.

   El éxito, se reservó solo para el que no se rinde, para el que no se conforma con lo poco, para el que insiste y nunca desiste. Quien se rinde, pone a precio bajo su propia vida y demuestra que sus sueños eran tan solo una ilusión pasajera, un deleite en la comodidad de su cabeza, pues nunca se atrevió a apagar el precio para  volverlos una realidad sino que eligió la opción más fácil. Colocarlos en venta. El enemigo derrota llego casi al instante a tocar tu puerta y a cambio de una vida miserable para ti, adquirió para si la totalidad de tus sueños. Fue un trato injusto, hasta tú mismo lo sabes. Pero el hecho de jugar a lo seguro, sin correr el menor de los riesgos, te tranquiliza en ciertos momentos. Te sonríes, te diviertes, cantas con histeria tu canción favorita, aunque muy dentro de ti sabes que no eres realmente feliz. Que ese mundo en que vives, es una prisión que te mantiene atado, condenado en vida. Deseas salir, pero aun no sabes cuál es el verdadero camino. Tal vez con la comida, la televisión, la internet o el alcohol tratas de llenar eso inmensos vacíos y acallar esa diminuta vos, ya casi agónica que te grita casi a diario que debes hacer algo. ¿No crees, que es demasiado tiempo? ¿Qué ya es suficiente? Te invito a que desafíes a ese enemigo llamado derrota, elimínalo de tus amigos, destrúyelo en una formidable contienda y recupera de nuevo para ti tus invaluables tesoros. Lucha por ellos. Aumenta tu economía y tu optimismo haciéndolos trabajar de tu lado. Recupera ese tiempo perdido. Este mundo lo construyen, soñadores como tú.

Camino al Éxito(2) No Tengan Miedo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora