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El sonido del teléfono perforaba sus tímpanos y un fastidioso y somnoliento Kyungsoo salió de entre las sábanas. Como pudo tomó su celular, sus ojos se cerraron ante el brillo de este y de inmediato lo pegó a su oreja.
-Se que me odias pero necesito tu ayuda. -Sonó nerviosa.
-¿Qué? ¿Quién habla?.-Se incorporó sentándose en la cama.
- Soy yo, Nayeon. -Adiós.
-No por favor.- La escuchó decir casi llorando.- Te lo suplico.
Ninguno de los dos se llevaba bien, en realidad, se llevaban pésimo. Kyngsoo odiaba a Nayeon con todo el término de la palabra. Mientras que él era un amargado que casi no sonreía, ella era no paraba de sonreír.
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-¿ Sabes que hora es o estás ciega? -Yo... Estoy perdida. -¿Y debo compadecerte o algo por el estilo?
-No se como llegar a la estación de tren, me quedé dormida en el autobús y... No se que hacer.
Sí, también ella era nueva en la ciudad.
-Existe google maps. - Mi teléfono murió.-Lo escuchó suspirar exasperado. Definitivamente la odiará mucho mas después de esto.
-¿Me estas hablando de un teléfono público? -Tuve suerte de encontrar 10 centavos en las bolsas de mi pantalón.
Kyungsoo realmente se quedó en silencio, estaba considerando en si levantarse e ir a buscarla o simplemente dormir.
¿Cómo mierda tiene su teléfono? ¿ Por qué se lo aprendió? Ella era tan...imperativa y él no tenía paciencia para eso.
Pero tampoco era una roca para simplemente dejarla a su suerte.
-¿Traes tu credencial de la Universidad? - Sí.
- Dime la calle donde estas.
Ella se movió un poco torpe sin soltar el teléfono. D.o suspiró impaciente.
- Entre la 102 y 104.
Entonces colgó.
No dijo nada simplemente colgó. ¿Vendría o la dejaría sola en medio de la calle?