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Joaquín Cuervo.

Cómo todos los días, me levantó a las siete de la mañana para entrar ocho y media al trabajo.

Me levanté y tenía a mi mujer Viviana, al lado, lo cual hace años que contraemos matrimonio, fruto de ese amor tenemos un hijo. Francisco de diez años.

Cómo decía, me levanté y me metí a bañar. Me tarde entre veinte y quince minutos. En eso Viviana ya se había levantado y me estaba preparando el desayuno.

Me termine de cambiar y baje a la cocina, me había preparado un café con algunas media lunas.

—Buenos días amor— se acercó por atrás Viviana.

—Buenos días Viví, como dormirte?.

—Ni un amor, ni cariño?.—Exclamo enojada.

—Querida, que por una vez no te diga ni amor, ni cariño no es el fin del mundo—tomo un sorbo de mi café.

—Perdón, discúlpame—susurro.

—No, discúlpame a mi cariño— me le acerque por atrás y le di besos en el cuello, pero algo me detuvo un chupón que claramente yo no le había hecho— Que es esto Viviana!? Explícame!—Exclame furioso.

Estaba muy nerviosa por lo que había descubierto—E-eh me lo h-hiciste vos J-Joaco.

—Yo no te hice eso Viviana, pero sabes que? Me voy para que pénses alguna escusa para explicarme está noche si? Adiós.— me fui porque la verdad no tenía ganas de discutir.

—No Joaquín, porfavor espera cariño— no le hice caso y me fui.

Así fue, tome mi portafolio y tome camino a mi trabajo.
Llegué a los quince minutos, me recibió mi linda y educada secretaria... Lucía.

La verdad no se porque me enojaba con Viviana por eso, si yo le estoy "haciendo" algo parecido a ella, o lo mismo no lo sé...

Una vez que pase a mi oficina, atrás mío vino Lucía para entregarme unos papeles y darme mi beso de los buenos días.

—Buenos días Caballero—Paso su dedo índice por pecho que apenas se veía por mi camisa desprendía—Problemas con su mujer?.

—La verdad que sí mi vida, le descubrí un chupón que obviamente yo no le hice, pero no sé porque me hago problema si yo le estoy haciendo lo mismo, la vengo engañando hace dos años, en vez de ella hace tres años, hace tres años le empecé a descubrir cambios de humor, mensajes, fotos, de todo. Pero no quiero hablar del tema ahora sí? Porfavor.

—Bueno, no hablemos de eso cariño—empezó a desabrocharme la camisa— que tal si hago que te saques ese mal humor por unas horas, total hice que Juan se encargará de todos tus asuntos, y tenemos la agencia sola para nosotros—agrego con un tono seductor dejando pequeños besos en mi pecho.

—Mmm me gustara la idea— levanté a Lucia por los glúteos e hice que enredará sus piernas en mi cadera y camine junto a ella hasta el sofá que tengo en mi oficina.

En un abrir y cerrar de ojos ya estábamos los dos desnudos, la verdad que ella me daba el amor que Viviana me dejó de dar hacer años, a pesar que en el fondo un poco de mi seguía amando a mi mujer. Cuando estaba cerca de Lucía se me olvidaba todos mis ploblemas y ella completaba lo que tanto me faltaba, el amor que mi mujer dejo de darme hace muchos años. En otras palabras encotre la felicidad en la persona que menos me imágine: Lucía.

Habremos estando con ella al rededor de una hora y media amándonos, llegamos a varios clímax juntos como siempre.

Nos quedamos abrazados en el sillón por unos largos veintinueve minutos, hasta que suena mi celular, y era Viviana.

𝙾𝚓𝚊𝚕á 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚙𝚊𝚜𝚎 𝚗𝚊𝚍𝚊. [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora