Como en los viejos tiempos

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Dazai y Chuuya se encontraban atascados en medio del tráfico, el pelirrojo se quejaba de esto, hasta que se le ocurrió una idea.

-Sujétate bien de mí- dijo Chuuya, Dazai preguntó el porqué pero el pelirrojo le volvió a repetir lo mismo. Dazai asintió he hizo lo que le pidió, colocó sus manos alrededor de la cintura de Chuuya y se aferró a él.

Chuuya arrancó y brincó por encima de los autos con su poder, Dazai se sorprendió. Chuuya se adhirió a uno de los edificios y continuó su camino por ahí. Dazai se aferraba cada vez más a Chuuya, dado que con la velocidad con la que iba, sentía que se iba a caer.

El pelirrojo se detuvo frente a lo que parecía ser un arcade, gritos de niños no mayores a los diez años se escuchaban claramente desde afuera, sin más, Chuuya estacionó su motocicleta y entraron al establecimiento.

Es la primera vez que regreso aquí, antes no estaba infestado de niños pequeños, pensó Chuuya. Pesé a esto, no se notaba molesto ni incómodo.

Tanto él como Dazai caminaron hasta una máquina en especial, era una máquina que tenía un juego de peleas, Chuuya lo miró y no pudo evitar sonreír. Dazai lo miró y dijo -¿Qué hacemos acá?-

A lo que Chuuya contestó -en este videojuego nosotros dos hicimos una apuesta- el pelirrojo obviamente le mintió acerca de quién había ganado aquella apuesta, pero no le mintió cuando le dijo que el era bueno en los videojuegos, tampoco cambió el premio del ganador, aunque Dazai no entendió a que se refería con "ser el perro del otro".

-Oigan estúpidos, se quedarán ahí viendo u ocuparán la máquina- ambos se voltearon sorprendidos para darse cuenta que, el que les había dicho eso era un grupo de aproximadamente siete niños, que lucían alrededor de los trece y catorce años.

Chuuya gruñó -¿a quién le dices estúpido, mocoso?- exclamó.

El que parecía ser el mayor del grupo se paró enfrente de los demás y sonrió -muévanse si no van a ocupar la máquina- los señaló. Dazai apenado se puso en medio de los dos, ya que notó como Chuuya estaba rojo de la ira.

Los niños de ahora son cada vez más arrogantes pensó -¿acaso no te enseñaron como hablarle a tus mayores?- reclamó Chuuya, provocando que los menores se rieran.

-¿Seguro que eres mayor? ¡Estás casi de mi tamaño!- se rio el líder.

Eso fue lo que lo colmó, Dazai lo detuvo antes de que le soltara un golpe al niño y trató de tranquilizarlo. Así que se le ocurrió una idea -¿qué tal si competimos por la máquina?- dijo Dazai mientras ponía su mano sobre la boca de Chuuya para que no siguiera insultando a gritos a los niños.

Los menores se miraron entre sí y aceptaron, con la condición de que si ganaban, no sólo se quedarían jugando en la máquina, si no que ellos también tendrían que pagar por todas las horas que la ocuparan durante ese día.

Chuuya se calmó y tiró a Dazai de su camiseta haciendo que se agachara -no digas estupideces, simplemente hay que irnos- le susurró molesto.

Dazai se negó y dijo -me dijiste que yo era muy bueno en los videojuegos, pero aún así me ganaste, seguro que esos niños no son nada para ti- sonrió -además, si te veo jugar seguro que recordaré algo-

Las pupilas de Chuuya se dilataron, había caído en su propia mentira y no sabía si era un plan de Dazai o realmente el destino había cobrado de las suyas. Aunque el pelirrojo tampoco tenía las intenciones de huir, ya que eso le dañaría su orgullo así que dijo -aceptaremos, siempre y cuando nosotros escojamos el juego-

Los niños se miraron entre sí y el líder preguntó acerca de que juego sería el que escogerían, así que Chuuya señaló la parte trasera de la tienda, donde se encontraba la entrada para jugar "laser tag", los niños se volvieron a mirar entre sí, dudando sobre que si había algún tipo de trampa escondida, porque, ¡era una desventaja el solo ser dos contra siete! Chuuya negó, mientras que Dazai lo miraba perplejo ante lo que acababa de pedir.

Who is Dazai? [Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora