Capítulo 55

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Capítulo 55



Los sueños se pedían cuando una estrella surcaban el cielo y antes de soplar las velas, y la verdad era que últimamente Neul sentía que vivía en una lluvia de estrellas y ella solo recibía una sorpresa tras otra. Porque definitivamente despertar desnuda enredada entre las sábanas debía ser irreal o producto de algún deseo que hubiese pedido.

Cuando se movió despacio en la cama y extendió el brazo, abrió los ojos y se incorporó a la velocidad de un rayo. ¿Dónde diantres se había metido NamJoon?

No estaba en ninguna parte y cuando agudizó el oído, tampoco se escuchó a nadie trastear en el cuarto de baño. Su ropa aún estaba desperdigada por el suelo, pero no había ni rastro de la ropa de NamJoon. Lo único que no llegaba a confundirla era que las maletas de ambos seguían ahí.

Abrazó la almohada mientras sentía que su corazón dolía un poco. No era la primera vez que se despertaba sin él al lado —a decir verdad eso era lo que ocurría la mayoría de las veces porque el moreno tenía que marcharse a trabajar—, pero por algún motivo pensó que en un día tan soleado como aquel se despertaría con NamJoon rodeándola cual pulpo.

No quería admitir que le había sentado algo mal, pero lo hacía.

Pensó que lo de anoche había sido demasiado especial y que por tanto amanecer en condiciones no era sino una regla.

Mordiéndose el labio, se movió por la cama y extendió su brazo para agarrar la correa del bolso que estaba tirado en el suelo. Era más fácil ponerse de pie, pero estaba demasiado perezosa para hacer esfuerzos extras. No obstante, cuando sacó el móvil no vio ningún mensaje de NamJoon.

Hizo un puchero. No entendía tampoco por qué le estaba dando tanta importancia. NamJoon había despertado antes, ya está. No era la gran cosa. Maldición, ¿qué día ella despertaba primero? Pero... pero es que... habían estado casi desde que se había enterado de que estaba embarazada sin hacer el amor y de verdad que se fue a dormir anoche con una sonrisa pensando que la mañana iba a empezar con buen pie.

¿Serían las hormonas las que la hacían sentir así? Empezaba a odiar estar siempre sensible y vulnerable incluso frente a la cosa más tonta.

Entonces, cuando sus ojos se empezaron a cristalizar, la puerta se desbloqueó y NamJoon hizo acto de presencia.

—Oh, hola —expresó con un poco de sorpresa—. Buenos días, cariño. —Neul parpadeó a la velocidad de la luz tratando de frenar un poco sus lágrimas. El cerró la puerta tras él y escudriñó con la mirada a su chica—. ¿Todo bien?

Ella fue rápida en asentir con la cabeza.

—¿D-Dónde estabas?

—He ido a por el desayuno aprovechando que aún estabas dormida. —En ese momento, alzó una bolsa de comida en la que no se había fijado—. Te iba a dar una sorpresa, pero se me ha fastidiado el plan.

Él se sentó en la cama y le extendió la bolsa.

—No tenías porqué...

—Claro que tenía. —Neul se preguntaba por qué estaba tan sonriente—. Mira lo que te he traído. —Ella miró dentro de la bolsa. Eran todos los bollos y dulces que amaba—. Son tus favoritos. Todos de chocolate, como a ti te gusta.

—¿Y este?

Era un bollito relleno de crema con azúcar espolvoreado.

—Ese es para mí. —NamJoon le dio un mordisco cuando Neul se lo ofreció en la boca, sus comisuras manchándose de azúcar justo después y él barriéndolo con la lengua, dejando sus labios húmedos y brillantes—. ¿Has dormido bien?

Personal Worker » NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora