"Lo siento, él mayormente no es así. Trato de entenderlo pero no quiere decirme nada"
"Esta bien, no pasa nada, tranquila mami, creo que se como arreglarlo"
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HongJoong se removió en su cama, abriendo su vista lentamente y observando el alrededor de su habitación.
Verdaderamente, no quería levantarse.
La noche anterior fue toda una tortura si era sincero, no logró conciliar el sueño pues sentía ahogarse con las lagrimas y saliva cuando cerraba los ojos. Por más que se abrazó a sí mismo o alguna almohada fue en vano y no pudo engañarse para lograr dormir, rodeaba algo, pero estaba frío.. Abrazar algún objeto no era lo mismo que ser rodeado por el calor inhumano. Y aunque le cueste admitirlo, fue difícil mantenerse sentando en el borde de la cama observando la luna por la ventana mientras todo estaba en completa oscuridad, en un silencio incómodo que le rompía en pedazos al sentirse abandonado en un lugar tan grande y sin a nadie que le considere. Ahora estaba solo y sin poder confiar en nadie, temía irracionalmente de la oscuridad, estuvo varias horas sin lograr observar a su alrededor por el temor de ser dañado otra vez. Tembló de frío aunque estaba vestido, era todo un desastre en medio de tanta oscuridad. Sangre seca en varias partes de su cuerpo debido a los ataques de ansiedad que le hacían agonizar por algunos segundos, sus uñas solo no podían dejar de enterrarse en su piel. Encogerse entre la manta no era una opción que consideraba, se quedaba demasiado quieto y eso le recordaba el infierno que vivió en carne propia otra vez y solo lloraba en silencio mientras temblaba de miedo. Aveces solía escuchar los pasos de su madre a mitad de la noche y quería esconderse en algún lado, sentía la desesperación atrapar su cuerpo y solo quería llorar. Recordó todo lo que vivió en ese lugar, los meses interminables en los que fue torturado, cuando era golpeado y maltratado por sus padres. Veces en las que, no respiraba para evitar hacer ruido y ser lastimado, en las que lloraba en silencio, sin moverse en un rincón de la habitación..
Como un muñeco.
Un muñeco sin vida y lleno de golpes causados por las personas que debían amarlo.
La noche que solo duró algunas horas, fue suficiente para acabar con la cordura que tenía. No logró dormir ni un minuto en ese lugar, estaba asustado y seguía por su cuenta ahora. Al levantarse de su cama dejó de sostenerse con sus manos para incorporarse, rápidamente cayendo sobre el colchón cuando sintió las palmas de sus manos arder y al observarlas, notó las heridas que se había ocasionado con sus propias uñas esa noche. Hizo una mueca de disgusto y un escalofrío recorrió su cuerpo debido al frío, tomó la manta con la que se cubrió —en fallidos intentos de dormir— para dirigirse a la planta baja. No sabía la hora. Pero estaba seguro que, era muy temprano en la mañana.
Sus manos tocaron con miedo el barandal de madera perteneciente a la escalera, bajando sus pasos con lentitud, las imágenes mentales y recuerdos no tan visibles en su mente aparecían con cada paso que él daba. Su cabello azulado largo cubría su vista y el ardor de sus heridas la mayoría de veces, lo hacía retorcerse en el piso de su habitación mientras apretaba los dientes para no hacer ruido o sería peor. Sus pies descalzos tocaron la base de madera en el salón y observó a varios lugares antes de dirigirse a la cocina para tomar un vaso de agua.