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—Ah, que bien. Siempre hay alguien que inspira —comenté, voltié a mirarlo —. ¿Por qué no vamos a otro lugar?

Alvaro me miró extrañada y enarqueó una eja.

—Pero si tú misma quisiste que nos viéramos en este lugar —me respondió componiéndose en forma recta.

— Sí, pero ya me aburrí —dije y me paré, sacudí mis pies, los tenía un poco acalambrados.

Alvaro me miraba y me miraba.

—Ven, vámonos —lo llamé, le tendí mi mano para que viniera hacia a mí, él sonrió.

Amaba su sonrisa tan tierna, no quería que el tiempo culminase junto a él, quería terminar el tiempo con él. Alvaro tendió su mano y se levantó, caminamos juntos agarrados de la manos.

—¿Pero a dónde vamos? No me haz dicho, sólo caminanos y caminamos —comentó curioso.

—¿Quieres ir a mi casa? —le pregunté.

Alvaro se tensó un poco. Lo vi un poco asustado.

—No te asustes, mis padres no comen gente, mi papá está trabajando, mi mamá está donde una amiga, le conté que talvez llevaría a alguien, mi hermana está con su novio en algún lugar y sólo hay una persona allá, en casa llegó un huésped ayer se quedará a vivir allá —le expliqué suavemente —. ¿Qué me dices?

Denis entre lobos 1 (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora