Carmín estaba más que nerviosa, Hoy era su gran día por fin uniría su vida a la de Alex fueron tantos obstáculos, tantas adversidades pero al fin estarían juntos para siempre
—¡Que hermosa! —Chiara sonrió mientras la abrazaba —Sos la novia más linda del planeta, que digo del planeta, Del universo entero —Carmin rió
—Gracias —mencionó entre risas —Pero también soy la más nerviosa
—Es normal —aseguró —Yo también estuve nerviosa incluso llegué a pensar que me desmayaría de la emoción —sonrió —Pero es el día más maravilloso que puedas vivir
Carmin asintió, Chiara tenia razón, hoy era su día especial, después de tanto sufrir ahora sería feliz
Gracias Paula, siempre llevaré presente lo que hiciste, gracias por buscarme y hacerme saber que Alex sí me seguia amando prometo que daré todo de mí para hacerlo feliz
—¿En qué pensás?
—En nada —sonrió
Chiara dio un tras pie pero Carmín logró sostenerla
—¿Estás bien? Preguntó preocupada
—Hmmm —asintió —Es normal, Al menos eso me dijo el doctor
—¿Normal? ¿a qué te refieres? no me digas que... —señaló su vientre y Chiara asintió varias veces —¿Qué?
—Baja la voz, te pueden escuchar
—Es que no puedo creerlo —sonrió —¿Guillermo lo sabe? —Ella negó
—Yo me enteré ayer, fui a chequeos de rutina y el doctor me dijo que estoy esperando un bebé —mencionó emocionada —tengo solo mes y medio asi que aún es muy pequeñito, pero —acarició su vientre —Ya lo espero con ansias
—Y yo estoy segura que Guillermo estará más que feliz —aseguró
—Eso espero —sonrió —¿nos vamos? El auto está esperando afuera por vos para llevarte a la iglesia...
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Alex seguia peleando con la bendita corbata ¿Quién demonios inventó las corbatas? su traje blanco estaba impecable, ahora solo faltaba la tonta corbata que no sabía como ponerla en su cuello, ¿Porqué? Él siempre ha podido con las corbatas pero al parecer hoy le estaban jugando mal los nervios
—¿Listo? —Guillermo se asomó por la puerta
—¡No! —frunció el ceño —No puedo con esta maldita corbata
Guillermo sonrió y negó por lo bajo, Se lo dijo, Ahora le tocaba a Él burlarse de lo nervioso que estaba su amigo
—Deja que te ayude —se acercó y le acomodó la corbata —¡Perfecto!
