Un día libre.

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Palabras de la autora: Bueno, la verdad aun no creo continuar con esta historia, pero, ¡Acabo de ver que esto llegó a 1000 lecturas! Y como agradecimiento por semejante apoyo en una historia descontinuada pues les dejo este capitulo como regalo. Con todo mi amor. :) No olviden apoyar a todas las autras de este fandom, son talentosas y las quiero mucho.

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Hace tiempo, cuando Ren y Aoba eran pequeños, habían ido a un gran parque. Por desgracia se perdieron al poco tiempo, el lugar era inmenso, y para esos pequeños niños, ese parque era un bosque inmenso. Para hacer todo peor, Aboca tropezó y se raspó la rodilla, el pequeño comenzó a llorar, estaba asustado y adolorido.

—Aoba, calma, está todo bien —dijo Ren—. Ya veras, que todo saldrá bien.

El pequeño alzó la mirada, hasta entonces había ocultado su rostro lloroso. Los ojos de Aoba se fijaron en los de su hermano Ren, al instante sintió que ya nada era tan malo y que de verdad todo iría bien, pues había algo en él, que hacía que Aoba se sintiera mejor.

—Ren —le llamó tímido—. ¿De verdad todo está bien?

—¡Pues claro! —Contestó Ren, con ánimo, ensanchando su sonrisa—. Si estamos juntos, entonces no hay que temer.

Ren sacó un pañuelo de su bolsillo y lo colocó con suavidad sobre el raspón en la rodilla de Aoba, este dejó de llorar. Ren se acercó y besó su frente, con gentileza removió las lágrimas de  las mejillas de su hermano, le sonrió nuevamente.

—¿Duele? —preguntó Ren, después de un rato.

—No, no duele —respondió Aoba con dulzura.

—Bien, entonces, vámonos, seguro nos están buscando.

—Ren… —le llamó, Aoba— gracias.

—No es nada, anda, ven ya —Ren sonrió con ánimos, dejó que Aoba se subiera a su espalda y así lo llevó de vuelta con los demás, no les tomó tanto tiempo encontrar el camino. Aoba se abrazó fuertemente a su hermano, de hecho se quedó dormido.

“Me alegra que se haya dormido, estaba muy asustado”. Pensó Ren mientras caminaba con calma, asegurándose de no despertar a su pequeño hermano, al cual quería mucho. Ren, con tan solo ocho años, ya tenía una gran responsabilidad y esa responsabilidad era su hermano. Ren sabía que Aoba era el único ser, en toda la tierra, en el que podía confiar y contar, pero además, le amaba y mucho. Y mientras Ren caminaba, sintiendo la calidez de su pequeño hermano, tuvo un pensamiento, una idea, un propósito “Yo, debo proteger a mi hermanito, mientras yo esté con él, jamás le dejaré sufrir”. Pensó con amor, era una tarea difícil, pero daría de todo para cumplirla.

Esa tarde, Aoba y Ren estuvieron todo el rato juntos, tomándose de las manos, con una gran sonrisa en sus rostros, estaban felices, pues sabían que si estaban juntos entonces todo estaría bien, muy bien.

—¿hm? ¿Un sueño? —Ren bostezó y se sentó en su cama, por lo visto se había quedado dormido. Miró el reloj, ya eran las diez de la mañana, un poco tarde comparado con su usual horario.

Era domingo, ese maravilloso día en el que podía quedarse en casa con Aoba.

Ren sonrió suavemente, ese sueño había sido un precioso recuerdo del pasado, Ren se sintió feliz, ese día había sido especial y haberlo recordado era una dicha, una muy grande.

—¿Ren? ¿Ya despertaste? —preguntó Aoba, mientras tocaba suavemente la puerta. Ren tuvo una idea picara, una travesura infantil. Rápidamente volvió a cubrirse con las sabanas y fingió estar dormido—. Tendré que despertarlo —murmuró Aoba.

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⏰ Última actualización: Feb 10, 2015 ⏰

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