Capitulo 35:

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Se encontraba Socrates en su oficina de director meditando en la soledad de la noche frente a un panel de cristal en el cual se puede observar la mayor parte de la ciudad en la que se encuentra la academia. Socrates medita mientras mira hacia la ciudad:

Socrates - Maldición... Todos estos años obteniendo avances en el buen comportamiento de mis estudiantes en esta institución para que aparezcan estos estúpidos Wind Fighters obstinados en pelear, estropear cosas y arruinando todo. Siempre ha sido así desde que soy niño.

Él comenzó a caminar de lado a lado lentamente mientras continuaba metido en sus pensamientos.

Socrates - En mi niñez me di cuenta de la falta de orden y justicia entre la gente, observaba y observaba pero me percataba siempre de lo mismo... De la injusticia. Al principio veía todo eso con escepticismo pero mientras más crecía me molestaba aún más. Ante esto decidí convertirme en un profesor de preparatoria, mi intelecto siempre estuvo por encima del promedio, por lo cual me gane directamente un puesto en La Flèche. Esta academia de prestigio se convertiría en mi trabajo principal, de vez en cuando me llevaban a dar seguimiento a alumnos de excelencia en grados de estudio menor. Pareciendo que fuera estricto ninguno de estos niños tenía algo que resaltar realmente, por supuesto eran inteligentes pero muy distraídos... Ese conocimiento se convertiría en aburrimiento para esos renacuajos, necesitaba alumnos verdaderamente destacados para dar un correcto seguimiento, cuando menos lo esperaba conocí a un par de alumnos verdaderamente destacados... Los conozco como Cry y Leibnitz, conocí a Leibnitz antes que a Cry, ¡Este niño si es destacado! Su conocimiento, su destreza en actividades deportivas, su deseo por mantener orden y hacer justicia... ¡Era como verme en un espejo al pasado! Él... Él fue el indicado para darle seguimiento...

Mientras Socrates está pensando, alguien entra por la entrada a la oficina.

???: ¿Otra vez meditando, Socrates?

Socrates: ¡Oh Leibnitz! No es nada realmente, solo me relaja meditar en la noche sobre la situación escolar de mis estudiantes.

Leibnitz: Ya veo... ¿Le molestaría jugar una partida de ajedrez?

Socrates: Sería todo un gusto.

Leibnitz prepara un tablero de ajedrez hecho de un material cristalino de apariencia delicada, mientras que Socrates sirve dos copas de simple agua. Con el tablero preparado y las copas en mesa, teníando Socrates las piezas negras y Leibnitz las blancas, inician:

Leibnitz inicia el enfrentamiento con su caballo, avanzando de manera defensiva.

Leibnitz - Y dígame, ¿Cómo va la situación escolar de esta academia?

Socrates mueve el peón que tiene en frente de su rey, tal vez insinuando ganar el enfrentamiento con la menor cantidad de movimientos.

Socrates - La situación me parece mejorable pero no decepcionante.

Leibnitz también mueve el mismo peón pero desde su perspectiva.

Leibnitz - ¿Se podría decir lo mismo de "ellos"?

El enfrentamiento fluye de manera complicada pero seguían conversando como si de caminar se tratarse.

Socrates - Esos miserables... Criaturas insignificantes, no entiendo como hacen para provocar tanto caos en tan poco tiempo

Leibnitz - Solo denos la orden, Sócrates, y simplemente dejaran de ser un problema para usted.

Socrates - ¿Acaso crees que soy tan idiota como para ir directamente a la solución fácil?

Leibnitz - ...

Socrates - No soy un asesino, supongo que ya deberías saber eso...

Leibnitz - ¡Pero Socrates, usted no será un asesino si somos nosotros quienes hagamos el trabajo! Por cierto, hacke, señor (primera vez que le ganaré en esto, eso significa que lo he superado).

La partida fluyó tan rápido que parece que hasta Socrates mismo se impresionó por cómo llegaron a tenerlo dominado en este juego.

Socrates -... Te pido que entiendas esto; si les pidiera ese trabajo, el asesino no serían ustedes sino que sería yo por dar esa estúpida orden. Por ese motivo es que no realizarán tal acción por nada en este mundo. La mejor manera de lograr nuestro objetivo es esperar a que ataquen... Esperar a que crean que están seguros y luego... Hacke Mate.

Leibnitz - Mhm... (Maldición...Parece... Parece que aún me falta mucho por aprender).

Leibnitz tenía, en su mente, cada posibilidad de movimiento planeada incluso los movimientos de su rival... No obstante, no contó con el movimiento menos probable de todos, ¡Un hacke mate con el propio Rey! Esto dejó tan impactado a Leibnitz que siguió mirando el tablero por 10 minutos después de haber sido derrotado pensando en que lo llevó a estar en esa vergonzosa situación

Socrates - Sin importar cuánto hay que esperar... La oportunidad llegará.

Leibnitz - Pero, dígame por favor ¿Qué pasará si nosotros fallamos durante esa oportunidad?

Socrates - El hecho de que seas tu quien pregunte ofende. Sabes exactamente cómo haré para detenerlos.

Leibnitz - El resultado de „ese plan" es incierto...

Socrates - Es verdad, olvide esa parte, hasta tú y Cry temen ante eso, ¿me equivoco?

Leibnitz -...

Socrates se para de su silla, camina hacia el panel de cristal, ese panel que tiene de vista la ciudad. Mientras tanto Leibnitz está acomodando el tablero para guardarlo.

Socrates - Aún lo tengo en mente, ¿sabes?

Leibnitz - ¿Qué tiene en mente, Sócrates?

Socrates - Ambos, tanto tu como Cry, son seres humanos tan impresionantes... Incluso hasta envidiables pues son inteligentes, rápidos, precisos...

Leibnitz -...

Socrates - A pesar de todo... No dejan de ser limitados, tanto sus capacidades, como sus Special respectivos.

Leibnitz - Literalmente puedo crear cualquier cosa en cuanto yo quiera.

Socrates - De ser así, ¿por qué no creas un humano completo?

Leibnitz - Crear vida orgánica tan compleja es más difícil de lo que parece.

Socrates - ¿Acaso puedes crear un vacío?

Leibnitz - ¿para que quisiera, yo, crear na-?...

Socrates -...

Leibnitz - Le demostraré que puedo crear nada aquí mismo

Leibnitz, confiado, mira a un espacio específico en el centro de la oficina y se prepara mentalmente para crear un vacío. Pasaron minutos y nada pasó.

Socrates - Como mencioné anteriormente, ambos tienen sus límites... Con el tiempo superarán sus propios límites e incluso, tal vez, puedan acercarse a mi gloria.

Leibnitz - (Si, no puedo crear nada porque nada es algo que no puedo imaginar, de hecho, algo completamente incomprensible y complejo, abstracto y desconocido para el humano)

Socrates voltea su mirada, fría, hacia Leibnitz.

Socrates - Así como ustedes, estos jóvenes Wind Fighters también tienen límites. Estos límites, al contrario que los de ustedes, son muy bajos por lo que no representan un peligro inminente para ustedes. Sigan mis órdenes, todo saldrá justo como lo tengo planeado.

Leibnitz - ¿Qué es lo que tiene planeado?

Socrates -.........Retirare, te veré mañana en tus clases.

Leibnitz - (Por mucho que me quisiera quedar...)

Y así fue como Leibnitz abandonó la oficina para dirigirse hacia su hogar. Mientras tanto, Socrates se queda pensativo en donde está.

Fɪɢʜᴛɪɴɢ Wɪɴᴅ [Vanilla].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora