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–Hyoooooooo~ ¡espérame!–corría rápidamente un pelinegro de piel pálida por las calles de Londres, siguiendo a su prometida que lo había dejado botado por quedarse viendo unas joyas muy lindas.

–¡Sígueme si puedes!–gritó la chica rubia, corriendo a como podía gracias a su no tan pequeña barriga, siendo al poco tiempo atrapada por los fuertes brazos del peli negro.

–Amor, ten más cuidado, ahora estás en cinta, aparte que he dejado de hacer deporte–soltó entre grandes suspiros el chico, sosteniéndose de un hombro de la chica, esta rió al poco tiempo y lo abrazó con aparente amor.

–Lo sé, lo sé. Me es inevitable, amo verte así.–volvió a reír dejando un pequeño beso en los labios del chico, siendo poco después retomado su camino.

Ambos jóvenes de 23 y 24 años tenían su vida planeada, ellos se conocían desde las cunas, siendo grandes amigos en su época de niñez y en la adolescencia empezaron su relación. Ante la vista de muchos eran la pareja perfecta pero cuando caía la noche y el azabache se iba a su casa la chica veía a "alguien" y pasaba toda la noche junto a esa persona, pasando así dos años seguidos sin que el pálido se diera cuenta, dándole incluso dinero a los vecinos para que tuvieran la boca cerrada.

Mientras el peli negro planeaba toda una vida perfecta junto a su ser más amado esa persona le era infiel a sus espaldas, dándole sonrisas falsas y mintiendo millones de veces cuando llegaba a aparecer con algunas marcas en el cuerpo e incluso encontrando la ropa de otro hombre en la casa de Hyoyeon. Jungkook estaba demasiado enamorado como para darse cuenta de ello, importando le poco las extrañas apariciones tanto el el cuerpo de su chica y en su casa, complaciendo se con las vagas explicaciones que ella le daba, todo en él le creía, no importando le si era mentira porque ella era todo lo que tenía, nada más.

– Amor, ¿hoy podríamos hacer? – propuso ella con una sonrisa pícara y meneando su cadera, aún faltando camino por recorrer a la casa de ella.

– No creo, cariño. Se está haciendo tarde y temo que pase algo y sabes a lo que me refiero – le dio una mirada y ella solo asintió disconforme pero al poco recordando que podía llamar luego a esa persona para hacerlo, después de todo su hijo realmente era de su amante y no de Jungkook.

Cuando llegaron a la casa de la chica, justo a las afueras de Londres ya estaba anocheciendo por lo que el peli negro se despidió con rápido beso en los labios y salió casi corriendo, queriendo llegar pronto a su hogar y no ser asesinado por ningún vampiro que anduviera merodeando por ahí.

Su suerte esa vez no le ayudó mucho pues al estar ya cerca de la siguiente ciudad, cerca de su hogar, fue retenido. Repentinamente un hombre bastante más alto que él se paró en frente, no dejándolo pasar. El hombre estaba encapuchado y tenía una capa que lo cubría completamente por lo que no se veía su rostro ni su cuerpo, pero no hacía falta ser matemático para saber que era alguien corpulento.

– Así que tú eres la ratita que ella prefirió – soltó el hombre, teniendo una voz gruesa y bastante grave, poco después se quitó la capucha, mostrando un rostro muy masculino, ojos afilados, mandíbula marcada, labios finos, pero lo que más resaltaba era uno de sus ojos, este tenía una marca extraña, parecían muchas rayas de diferentes colores que se unían formando alguna especie de letra.

Jungkook ante quedó helado, extrañamente sintiéndose muy pequeño al lado de ese hombre, sin pensamientos no pudieron seguir en curso gracias a un enorme dolor en su estómago, con lentitud bajó su mirada, logrando apreciar la navaja enterrada hasta lo más profundo en su abdomen, gritó cuando la sintió moverse, creando una gran cortada, pareciendo una sonrisa marcada en su cuerpo.

– ¿P-por qué... yo? – abrió los ojos de par en par, tociendo sangre al poco tiempo.

– Y preguntas... dime, niño, ¿acaso alguna vez te preguntabas de las marcas en tu querida novia? ¿Alguna vez te preguntabas por qué siempre había ropa masculina en su casa? O... ¿quién era el verdadero padre de el bebé que lleva ella? – Jungkook cayó al suelo, sintiendo otro enorme dolor pero en su corazón, ¿cómo podía haber pasado eso? Él había echo la vista por demasiado tiempo. Ya no había vuelta atrás.

Niño zombie [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora