Prólogo

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Derechos de Autor: Obviamente, los personajes de esta historia no son míos, sino que pertenecen a Kōhei Horikoshi, yo solo los tomo prestados para nuestra diversión.

Género: Ciencia ficción, romance, suspenso

Advertencias: Sólo aclararé que no estoy para nada de acuerdo con las prácticas que se mencionan a continuación.

Espero que les guste mucho esta historia!! 

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En un mundo dividido y dominado por las castas, donde o naces con poder o naces sin él, donde o naces rico o naces pobre, la clase media se ve obligada a sobrevivir con lo que puede y lo que tiene. Muchos están endeudados y otros están con su bienestar peligrando en medio de amenazas y exigencias de los más altos. Los poderosos ocupan cargos altos, cargos importantes en la política y el empresariado. Ellos viven en la zona céntrica de la ciudad, una gran muralla los separa de los demás estratos de la sociedad. Lo poderosos viven en Aurum, una ciudad hecha para los más ricos, una ciudad completamente tecnológica y que dictamina las normas de toda la nación. A los líderes de Estado se les llama EtAurea, quienes gobiernan todo y deciden sobre la vida de los corrientes.

Los intermedios tienen tareas comunes, trabajos promedio y sueldos promedio, viven en la muralla intermedia del Estado. Ellos son quienes realmente mantienen a la nación, los que pagan impuestos y los que aportan conocimientos y futuros emprendedores. Son los que tienen aspiraciones a crecer, aspiraciones a tener un futuro mejor. Pueden, con cierto esfuerzo obviamente, volverse poderosos, pero les costaría el doble formar parte de EtAurea. A la ciudad de los intermedios se le conoce como Halb, es una zona con una tecnología promedio y casa medianas, allí es donde funcionan negocios más grandes.

Finalmente estamos nosotros, los últimos de la cadena alimenticia, los últimos que nos adaptamos a la sociedad para sobrevivir, porque vivir no es una opción dentro de este mundo. La sociedad nos conoce como Neri, en plural, o Nero, en singular. Somos quienes vivimos en la parte de afuera de la ciudad, donde la contaminación es más abundante y donde tenemos que valernos de nuestra propia fuerza bruta para sobrevivir. No tenemos educación, no tenemos salud, no tenemos siquiera derechos. Considerados ganado, mano de obra para las fábricas de Halb y nada para Aurum, estamos condenados a permanecer en este lugar, en este mismo estrato social. La zona donde vivimos se la denomina Guetto, el sobrante de lo radiante que puede ser dentro de las murallas.

Aquí las cosas son difíciles, es complicado conseguir comida, más cuando eres un niño huérfano, más cuando las nubes se agolpan en el cielo y amenazan con arrojar un aguacero que empape la única prenda de ropa que puedes tener. La niñez es complicada en el Guetto, cada cosa la agrava más y te demuestra que no vales más que tus propias aspiraciones y sueños.

Mientras corro entre las calles de tierra, pisando los charcos de agua y mojando mis pies pues mis zapatillas ya están rotas, puedo escuchar al dueño de este pedazo de pan insultarme detrás. Seguro está molesto porque le robé, pero no tengo dinero para comprarlo y si le pido algún pedazo de pan es seguro que me da el más duro o el que tiene ya pelos de lo rancio que está. Por eso mismo corrí, rápido, con agilidad, parecía volar entre los toldos de los negocios y las pilas de mugre. En la carrera por querer escapar iba comiendo aquel pan que había robado, si me alcanza recibiré una paliza, pero al menos tendré el estómago lleno. Era un pensamiento muy burdo quizás, un pensamiento que no iba más allá de mis 8 años de edad.

En medio de mi carrera di un salto hacia uno de los puestos de comida que había en aquel mercado. Saqué una manzana, con la misma agilidad y velocidad con que había arrebatado el pan del puesto anterior. Seguí corriendo ahora por la parte interna de los negocios, donde era mucho más difícil atraparme, pues deberían meterse entre los puestos y demás.

TaikomochiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora