Capítulo 3.

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Al abrir la puerta de la última habitación de la mansión y encontrar a Christopher sobre la cama con su celular le exaltó el corazón a Zabdiel, que creía el castaño no había regresado luego de mandar todo al diablo e irse con el ojiverde a algún lado.

Al abrir la puerta de la última habitación de la mansión y encontrar a Christopher sobre la cama con su celular le exaltó el corazón a Zabdiel, que creía el castaño no había regresado luego de mandar todo al diablo e irse con el ojiverde a algún lado

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—Pensé que te quedarías con tu amante.

Con el repentino sonido de su voz Christopher dió un brinquito dejando caer su celular y, al encontrarlo parado en su puerta se compuso tomando de nuevo el aparato y carraspeó.

—Eso tenía planeado, pero no me convence...

—¿Él?

—Quedarme fuera de mi casa.

Zabdiel rió entonces.

Quería burlarse de Christopher y de todo lo que dijera, pero más bien se reía de su inseguridad que le obligaba a repetirse que Christopher era suyo para no ponerse mal, y sin embargo siempre que aquella habitación estaba desierta él se adentraba en ésta sólo para recordarse la imagen de Christopher y él cuando apenas habían llegado ahí.

Christopher le miró expectante cuando escuchó el sonido de su risa. Le molestaba imaginar que él hombre que aún amaba se riera de él de aquella manera cínica, cuando ya por casi dos años lo había estado haciendo también con Joel, su sobrino.

—¿Y él?

—Zabdiel, ¿por qué entras a mí habitación como si fuera tuya?

—La habitación no lo es, pero sí lo que hay en ella.

La clara referencia entonces hizo bufar a Christopher, quien desvió la mirada hasta un bonito adorno que no quitaba porque Zabdiel le había regalado en su adolescencia y tenía mucho valor para él.

—¿Hablas de los muebles, acaso?

—Tú sabes bien que no, Christopher, conmigo no te queda hacerte el desentendido porque ambos sabemos bien lo que querémos —Christopher, con la cabeza gacha comenzó a morderse los labios puesto que no quería confirmar que Zabdiel tenía razón—. ¿O acaso ese niñato ya te hizo olvidarte de mí?

Frunciendo el entrecejo Christopher rió.

—No es como que no lo haya hecho, pero tampoco me voy a casar —admitió—. Fue sexo, y claro que bastante bueno, pero no me hace falta estar con nadie para olvidarte.

Zabdiel asintió cerrando la puerta tras él y acercándose hasta un costado de la cama, claro que evitando decir: "no es creíble si lo dices tan directamente y me miras como si fuese la última gota de agua".

—Así que ya no me amas ¿eh? —sonrió, tan tiernamente al dejar expuestos los hoyuelos en sus mejillas.

Christopher negó desviando la mirada y dejando su celular en el mueble de al lado, sabiendo de que iba aquél acercamiento de Zabdiel.

Déjà Vu || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora