Me removí incómoda en mi asiento y mire aquel rostro que mostraba satisfacción al ver que mi fuerza de voluntad se volvía nada ante aquella propuesta tan deleitante y enfermiza.
—No lo siento, me halaga tu propuesta pero debo rechazarla—. Coloque la copa de vino tinto en el escritorio y me levanté decidida a abandonar aquella oficina.
—Sabes que siempre consigo lo que quiero Martina—. Una sonrisa maliciosa se dibujó en sus labios mientras entrelazaba sus manos y apoyaba los codos en el escritorio— Y esta vez te quiero a ti.
—Mira Jorge, te conozco desde la facultad y se que consigues todo pero debo pedirte que desistas de esto—. Suspire esperando que mi ritmo cardíaco disminuyera y no se notara el color carmín que había adquirido.
—Que tengas buenas tardes—. Fue lo último que dijo antes de poner su concentración a los papeles delante de él.
Salí de ahí hecha todo un lío en mi cabeza y sentimientos, camine hacia el ascensor y marque el último piso.
¿Porque tenía que pasarme esto a mi?, aunque tenía que admitir que aquella propuesta era demasiado… excitante. ¿Pero que pensaba al hacerme tal propuesta?, “Y esta vez te quiero a ti", esas palabras se repetían en mi cabeza como un eco sin fin, lo conocía, lo conocía muy y sabía que eso iba en serio, Jorge siempre fue muy obstinado y rechazarlo haría que se empeñara aún más. ¿Pero que esperaba?, ¿Que dijera sí, sin dudarlo?, ¿Que cayera rendida a sus pies?, debió de haberlo pensado mejor.
Las puertas del ascensor se abrieron y me encaminé a mi auto –un bonito BMW negro–, saque las llaves y me monte en el, me coloque los lentes de sol, encendí el auto y salí del aparcamiento dándole vida al estéreo al dirigirme hacia las concurridas calles de Queens.
Entre en el aparcamiento de mi edificio y subí al ascensor hacia el piso cinco, abrí la puerta y me adentre al apartamento, sacandome los tacones y dejándome caer en el sofá de la sala.
—¿Eres tu Tini?—. Escuche la voz de Lodo, mientras salía del estudio con una copa en la mano.
—Si, de verdad estoy agotada.
—¿Que te ha dicho Jorge?—. Inquirió la pelinegra sentándose a mi lado e hice una mueca al recordarlo.
—Realmente ni yo misma sé lo que a pasado, pero estoy hecha todo un lío.
—¿Y eso?, ¿tan fuerte ha sido la cosa?—. Dijo mientras acomodaba mi cabeza en sus piernas y soltaba un suspiro.
—No te lo imaginas—. Abrió los ojos y me miró sorprendida— No es lo que estás pensando Lodo, pero es igual de complicado.
—Entonces cuéntame, sabes que puedes confiar en mi—. Asentí levemente— Bien.
—Me ha propuesto algo que he rechazado pero estoy segura de que no desistirá de ello.
—¿Que te ha propuesto?—. Pregunto un tanto asustada.
—Casarme con el—. Literalmente dejó caer su mandíbula en señal de asombro.
—¿Casarse?—. Asentí cerrando mis ojos con fuerza— ¿Y porque has dicho que no?
—¿Como “y porque"?, ¡Lodo! no pretendo ser solo un contrato cuando me case—. Me levante de sus piernas para sentarme y mirarla.
—¡Haber, haber, stop!, ¿Un contrato?, ¡¿Martina de que me estas hablando?!—. Dejó su copa de vino en la pequeña mesa y me miró con atención.
— Lo que has oído, un CONTRATO.
—Explicame bien por qué no entiendo a donde va esto.
—Sabemos que dentro de poco Jorge tomará el lugar de su padre como presidente de las empresas Blanco—. Pare y ella asintió en señal que comprendía eso y continuará— Bien, su padre le ha dicho que no le dará la presidencia si no sienta cabeza y forma una “familia" puesto que no le agrada un matrimonio arreglado por su padre ha decidido el mismo buscar esposa y… me lo ha propuesto a mi—. Suspire y me volví a dejar caer en las piernas de la a hora asombrada y confundida Lodo.
—¿Y qué piensas hacer?, ambas sabemos que Jorge es muy… obstinado.
—Eso lo tengo muy en claro Lodo, pero me mantendré firme.
—¿Tanto te desagrada la idea del matrimonio?, porque sinceramente Jorge no esta nada mal.
—No lo digo por eso, te lo dije antes y te lo repito ahora no me agrada la idea de casarme siendo un contrato.
—Pero haber, entiendo la idea de lo de la empresa y eso pero, ¿Porque un contrato?
—Tengo que firmar un contrato de confidencialidad en donde aseguré que después del divorcio no daré información alguna de la empresa, también se estipula que no ha de haber necesidad de consumar el matrimonio el cual solo durara un cierto periodo que lo asignaremos ambos en caso de que acepte la propuesta claro esta que debe durar un poco más después de que la empresa haya sido transferida a el.
—¡Vaya!, te apetece un poco de vino—. Asenti
—Si por favor—. Se levantó y a la cocina con su copa para también servirse un poco.
—¿Y qué piensas hacer ahora Tini?—. Pregunto cuando entró de nuevo a la sala y me dio mi copa.
—No tengo idea, pero por ahora diré que no.
—¿Por ahora?, ¿Lo estas considerando?—. Tome un buen sorbo del vino.
—Tal vez… no lo sé, me es difícil no considerar esta tentadora oferta Lodo, además de que no me dejara hasta que acepte y más vale considerarlo desde ahora.
—Tal vez tengas razón… sabes que te quiero y quiero lo mejor para ti y te apoyaré en todo y sólo te puedo dar un consejo: considera los pros y los contras de ambas decisiones y medita lo bien antes de dar un sí o un no definitivos.