Capitulo 3:

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Aliste mi maleta indecisa de lo que estaba apunto de hacer. ¡Es una completa locura! Me gritó ni subconsciente. Y no se equivocaba, pero estaba hecho, y una parte de mi desea continuar con esta locura.

—¿Estas lista?—. Pregunto Lodo interrumpiendo el abrumador silencio que habitaba en el cuarto.

—Eso parece —. Exclamé mirando las maletas.

—No me refiero al equipaje tonta.

—Yo también te quiero —. ¿Sarcasmo? ¿Donde?

—¿Estas segura de esto? —. La pregunta que me atormenta desde que firme ese contrato. Di un suspiro antes de contestar.

—Si... Segura—. Le di mi mejor sonrisa. Lodo podía ser muy persuasiva cuando se lo proponía.

—De acuerdo —. Se resigno —El auto ha llegado por ti.

—Gracias—. Tome mis maletas y me encamine a la salida.

—¡Te quiero Tini!—. Me abrazó con fuerza.

—Yo también Lodo.

—Promete que me llamarás.

—¡Prometido!, además no es como que me mudé al otro lado del mundo.

—¡Claro! Ya sabes como me pongo, soy muy sentimental.

Le di un último abrazo y salí rumbo al ascensor. Cerré mis ojos con fuerza, deseando que esto sea un jodido sueño. Inconscientemente imágenes de la cena anterior invadieron mi mente. Aquel rostro tan definido y delineado, sus brazos fuertes, sus dedos largos, tus labios carnosos; todo de él provocaba algo en mí. Deseaba tenerlo, estar entre sus brazos, sus manos y boca recorriendo mi cuerpo, era un sentimiento de obsesión. Las puertas del ascensor se abrieron sacándome de mis erráticos pensamientos. Deslice las maletas conmigo así una camioneta negra 4 por 4 junto con un hombre alto vestido con su traje de impecable y buena postura. Me abrió la puerta trasera para poder subir mientras el acomodar las maletas. El auto tenía un aroma particular y lo conocía perfectamente, era su aroma, es de él, olía exquisita mente inhale  profundo dejando que su embriagador aroma y inundará a mis fosas nasales. El sonido del auto en marcha me sacó de mis pensamientos haciéndome volver a la realidad. Una realidad demasiado excitante.

El hombre se detuvo en el edificio y me ayudó a bajar para dirigirme al ascensor. Entre más subía sentía como mi corazón se aceleraba sintiendo en mi estómago un pequeño cosquilleo de ansiedad. Las puertas se abrieron dejando a la vista un hermoso penhouse digno de Jorge. Me adentre a ese lugar desconocido nerviosa por lo que me esperaba vivir los últimos meses.  Entré a un lobby muy elegante todo en blanco y negro con una puerta de cristal al abrirla el departamento de Jorge me dejó impactada, era muy elegante, limpio y por supuesto, blanco y negro, una cocina, hacia un costado se encontraba un comedor de 8 personas con un pequeño florero en el centro, al costado derecho se encontraba la sala con un sillón “L” de color negro de cuero, con una pantalla de plasma. Un ventanal se encontraba a un costado de la habitación dando una inexorable vista a la ciudad.

—La vista es espectacular ¿Verdad?—. Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo al escuchar esa aterciopelada voz.

—Si es... Increíble. ¡Es un bonito departamento! ¿Lo has decorado tu?

—Si aunque, hacia falta el toque femenino—. Me miró con una sonrisa pícara formada en sus labios y sentí el ardor en mis mejillas.

—¿Donde dormire?—. Trate de cambiar un poco el tema. Vacilante lo seguí, recorriendo un pequeño pasillo hasta llegar a una puerta de madera. Al abrirla observe una cama quinsay, un ropero, un tocador y una ventana, la habitación era de colores pasteles.

—Puedes decorarla, yo te daré el dinero necesario para ello—. Lo miré frunciendo el ceño.

—No—. Negué.—No es necesario los gastos.

—Yo quiero hacerlo Martina, vamos a casarnos y vas a tener que acostumbrarte a que gaste dinero en ti, en nosotros. Te dejo para que arregles tus cosas, cuando termines te espero en mi despacho.

Casada con un extraño ® [Jortini]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora