Nunca acababa por acostumbrarse al calor. En algunos países, suele tomar al Sol como signo de alegría y esperanza. En cambio, en un sitio como Dahshur la historia es completamente diferente, la existencia del Sol es toda una maldición. Los rayos solares golpeaban la arena con tanta intensidad que en determinadas horas del día quemaba la piel. Nada humano sobrevivía afuera de la ciudad, todos eran conscientes de eso. A pesar de ello, la vida dentro de Dahshur era muy dura, por lo menos para alguien de su clase.
Durante mucho tiempo fue muy afortunado, servir a una familia rica le aseguraba tener cada día en la mesa un buen plato de comida, también podría disfrutar de refrigeración, pero todo eso hubo quedado enterrado en el pasado. Ahora era un peón más. Su piel sudaba todo el tiempo, mientras que cumplía con su labor girando engranajes y puliendo metal día tras día. Dentro de la obra el calor era tan abrumante que, de vez en cuando, era normal sentirse sofocado. Cada tanto, solía morir alguien a causa de la deshidratación, sobre todo los novatos. Ah, pero él no, Al Crogger era tan resistente como una bacteria, debía agradecer eso a sus antepasados Dahrí, los primeros en nacer de la arena. Toleraba mucho mejor el calor y, en cambio, necesita menos agua.
Al estaba seguro de que iba a morir en el desierto, igual que sus compañeros de trabajo. Tal vez, un día debería tener hijos, luego sus hijos morirían para convertirse en parte de la arena caliente, cediendo, después de ello, el turno de morir a sus nietos. Quién pensaba que podía romper con ese ciclo fue su padre, pero las cosas no le resultaron nada bien. A menudo pensaba en él, sobre todo en un día como ese.
Estaba trabajando en el proyecto que su padre diseñó, no era posible olvidarlo un solo instante. El proyecto era ambicioso, llevaba ocho años en construcción, pero todavía le quedaba un buen tramo para ser terminado. Había quiénes, a diferencia suya, contaban con otras opciones. Los cultos miembros de la aristocracia podían salir del desierto. Sin embargo, a pesar de estar forrados de un montón de efectivo y oro, los ricos siguen formados por frágil carne y hueso. Recorrer el largo trayecto hasta las afueras del desierto era casi un suicidio, no solamente gracias al clima, las criaturas hambrientas allá afuera no eran pocas. Para colmo, si decidieras aventurarte, también tendrías que lidiar con "Los Areneros" y no eran, para nada, un problema pequeño.
Precisamente por todas estas cuestiones era tan importante el proyecto, era la solución. La idea estaba basada en un ferrocarril en principio, pero, en lugar de alimentarse de carbón, lo haría en base a la única fuente de energía que realmente tenían de sobra: la energía solar. La máquina avanza bajo tierra, donde el calor es más soportable y estarían además protegidos de la mayor parte de las criaturas. No necesitarían rieles, alrededor de la máquina estarían colocadas turbinas que mantendrían constantemente la arena a raya gracias a una eyección constante de aire y así podrían avanzar, de la misma forma en que lo hace un Gusano de Desierto. De hecho, su estructura era bastante similar a la de estas bestias, quienes eran el principal temor de los mercaderes. El más grande visualizado medía alrededor de siete metros y vaya, tenía un hambre voraz. Su falta de visión la compensaban con un olfato increíble. Representaban el mayor problema del proyecto entero. Sin embargo, se sentían confiados en que no sentían gran interés por comer metal. Igualmente, toparte con uno de los grandes era tener muy mala suerte. Deseaban contar con, al menos, cien máquinas activas. El punto era conectar Dahshur con el mundo entero, aunque sólo algunos contarían con la oportunidad de salir.
Resultaba sencillo para Al perderse entre las tareas diarias y guardar silencio. Se concentraba a sobre manera en el metal siendo fundido...claro, con la excepción de días como ese, pues el rostro de su padre estaba en todos lados, lo perseguía. Por otro lado, su compañero, nunca paraba de parlotear mientras trabajaba. ¿Cómo era que tenía ganas de gastar saliva cuando fundían desde adentro una bola de acero a casi 50°C? Aún no lo entendía, pero había aprendido a tolerarlo e incluso le tenía un enorme afecto a Ceci. Ahora mismo, era su mejor amigo. Lo solía privar de sus ensoñaciones para obligarlo a participar en su conversación alegre. Inicialmente lo sacaba de quicio, pero ahora hasta le encontraba la utilidad. Cuando hacían horas extra lo ayudaba a mantenerse despierto.
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Arena y Sangre.
Ficción GeneralDahshur no es una tierra que pueda ser habitada por los débiles, son consumidos por la arena. Al Crogger podía continuar cargando a cuestas con la desesperanza y una vieja traición, mientras que buscaba la forma de escapar a su inminente destino. Si...