┇Threats of Romance.

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Su cuerpo se estremeció ante la profundidad que emitió la voz y su respiración enseguida se volvió irregular.

Podría invocar a sus perros demonios solo si movía un poco más su cuerpo y lograba concentrar la energía necesaria, así podría ver quién estaba arrinconándolo.

Unas traviesas manos se adentraron a terreno no explorado, comenzando por sus hombros y continuando por su abdomen. su cuerpo salto en respuesta.

- Debo alejarme -

Con brusquedad comenzó a moverse de forma errática intentando buscar mayor movilidad, en lo posible alejarse de aquello.

En su intento desesperado por abandonar la situación, sus sentidos captaron una temperatura tibia cerca de su oído, en la zona del lóbulo.

- necesitas que lo repita -

Sus manos se aferraron con fuerza a la tela del cuadro, se estaba desesperando y eso solo complicaría las cosas. Era como si su energía estuviera siendo drenada, se sentía enfermo con el contactó.

Su cuerpo comenzó a ser afectado y en respuesta al estrés fue liberando feromonas.

- ¡¿Quién eres tú?! -
Se mordió el labio inferior, no podía ser peor.

Aguardando allí inmóvil no sintió como el otro cuerpo se había retirado.

Un chasquido y todas las antorchas volvieron a encenderse, la iluminación llegó repentinamente a sus ojos que permanecían cerrados, no obstante, se mantuvo en su lugar.

Dudaba si fue producto de su imaginación, pero no estaba dispuesto arriesgarse más.

- ¿Qué haces aquí fushiguro Megumi? -
Miraba intrigado como el pecho del azabache subía y bajaba de manera eufórica.

Aún perdido en recomponerse logró solo escuchar un poco de lo dicho por algún motivo se le hizo bastante familiar esa tonalidad.
A medida que fueron pasando minutos su pulso cardiaco ya se había estabilizado y las feromonas ya habían detenido su curso.

Se preparó mentalmente y poco a poco fue abriendo sus ojos.
Lo que pareció una eternidad fue una fracción de segundos, sus cejas marcaban una perfecta uniceja.
como no reconocer esos ojos rojos.

- Sukuna -
sus puños se apretaron fuertemente.

- No pensé que te asustarías tanto fushiguro megumi -
Se relamió los labios mirando de arriba hacia bajo el delgado cuerpo.

- Basta de llamarme así solo dime Megumi -
Estaba intentando tener paciencia más el idiota parecía disfrutarlo.

Sukuna guardo silencio e inspecciono al azabache cuidadosamente.

Eso es un progreso.

 Ya no aguantaba más la situación

-¿Que significa todo esto?-
su mirada viajo directamente a la de sukuna, mientras sus manos se escabulleron hacia sus caderas, le estaba exigiendo una respuesta.

Los ojos contrarios se entrecerraron - Un cuarto donde se asesinaban personas - la naturalidad de su voz le envió un ligero temblor al pelinegro.

-¿Quién es esa persona?-
Tenía una corazonada pero quería escucharlo de él.

- Soy yo -

Una carcajada retumbó por todo el lugar, el rey de las maldiciones atónito miraba como el otro sostenía su estómago e intentaba reprimir su risa.