Dónde Ginés está cansado de tener el corazón roto pero vive con miedo de enamorarse de nuevo.
~ Creo que necesitas que alguien te quiera, bueno... Yo te quiero, ahora sé valiente y quiéreme de vuelta ~
~ quería decirle que se quedara mi lado hasta...
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Yo entendía perfectamente que Elisa no quisiera quedarse en mi casa esta mañana, igualmente se me hizo extraño porque la mayoría de tías a las que traigo a casa se quedan entre mis brazos hasta que amanece, desayunamos juntos y luego ellas se van felices a casa. Yo soy un tío con complejos con las relaciones pero tampoco soy un gilipollas que se acuesta con una tía y la manda a tomar por culo en la mañana, no soy tan guarro para hacer eso.
Lo normal es que ellas duerman hasta que quieran dormir y luego vayan a casa con algo de comida en el estómago, al final es algo que está en mis venas eso de ser una persona amable.
Por lo tanto, cuando abrí mis ojos y Elisa no estaba a mi lado me tomó por sorpresa, lo primero que pensé era que ella estaba en el baño, pensé que quizás habría querido darse una ducha y hasta pensé que podría alcanzarla y tomarla con ella, para mí sorpresa ella no estaba desnuda en mi ducha, tampoco estaba desnuda en el armario y mucho menos en la sala de la casa... Ella simplemente no estaba.
No dejó una nota de despedida, ni un mensaje, ni siquiera me dejó su móvil en algún papel, solo desapareció como si no hubiese estado jamás aquí... La única razón por la que sabía que ella había estado aquí era porque tenía marcas de sus besos en el cuello, pequeñas manchitas moradas de las mordidas pequeñas que me brindó ayer las cuales ahora decoraban mi cuello, pecho y hombros. Se dió pase libre para marcarme.
Sé que ella tampoco se fue limpia, anoche también dejé marcas en ella y sé que estará viéndolas toda la semana y me recordará. Aún cuando haya salido huyendo de mi habitación, ella tendrá marcas con las que recordar lo que ha vivido aquí conmigo.
Para fortuna mía (y tal vez desfortuna suya) Borja era mi amigo y a su vez amigo de ella, por lo tanto no me costó trabajo pedirle a mi amigo que me diera el número de Elisa, le dije que me había parecido una tía guapa y que quería llamarla para salir.
Al principio Borja no quería darme nada porque decía que Elisa no querría nada conmigo, pero luego de algunas intervenciones de Félix obtuve el número y pude llamarla aunque de nuevo, no fue lo que esperaba.
Ella a penas y habló y eso era bastante raro porque anoche se veía muy segura conmigo, me habló sucio, me dijo tantas cosas que esperaba algo más de ella y sus respuestas, pero supongo que es normal también teniendo en cuenta que ella no es como las otras, o al menos eso parece.
Pero sin duda, mi mayor sorpresa me la llevé cuando una vez más, ella negó haber tenido algo conmigo frente a sus amigos. Ahora teniéndola cerca y con esa camisa que dejaba a la vista su cuello, hombros y clavículas me daba cuenta que yo no aluciné. Anoche sí estuvimos juntos y las marcas de su cuello me lo comprueban, sin embargo ella no trató de disimularlas o de quitarlas, solo las dejó ahí a la vista de todos y aún así negó haber tenido algo que ver anoche.
— ya claro Elisa, yo te voy a creer con las marcar que tienes en el cuello —dice Borja riendo un poco y sentándose en su sillón, Elisa cierra la puerta de casa y me pasa por un lado sin mirarme si quiera. — bueno bueno, estuve con alguien, pero ya sabes que a mí no me gusta hablar de eso, para mi esas son cosas de una sola vez y no tiene caso que las hable —explica y se sienta en el sofá junto a nuestro amigo, Félix se sienta en el sofá frente a ellos y yo camino hasta sentarme junto a él.
Así que es eso... Ella tiene ocasiones de una noche, nada más. Tal parece que en este juego de no tener responsabilidad afectiva ella me sale ganando.
— ya, pero eso es porque usualmente estás acá por tres días, ¿Ahora te quedas un mes que no? —ella asiente y Félix la mira sonriente de nuevo— capaz que podrías llamarlo y asentar algo. — las relaciones no son para mi, Borja, ya te lo he dicho. —responde ella de nuevo recargando su cabeza en el regazo de mi amigo— no tengo tiempo, ni ganas de lidiar con un tío que me estará reclamando porque no puedo verle. — suenas igual que alguien que conozco, tal vez deberían conocerse —dice Félix mirándome esta vez a mi— o tal vez ya lo hicieron —la mira a ella en seguida. Borja me mira fijo y abre su boca de inmediato. — ¡Joder! —suelta sorprendido y nos apunta a ambos— ¡USTEDES DOS DURMIERON JUNTOS! —grita, Elisa suelta una risa y yo espero escucharla decirle a nuestro amigo que es así. Que quizás él tiene razón y que podemos seguirnos viendo.
No me mal entiendan, no quiero una relación con ella, pero anoche la pasé muy bien, ella es muy linda y me gustó mucho lo que pasó entre nosotros, me gustaría repetirlo cuando tengamos tiempo y todo eso, pero sin necesidad de compromisos o de ataduras, con la libertad de ver otras personas e igual seguirnos viendo.
Sin embargo, ella vuelve a negar.
— Claro que no, Borja, ¿Por qué crees que me metería con un chaval al que acababa de conocer? —rie un poco y me mira— ¿Verdad que no hemos pasado la noche juntos? Si es que cuando yo he salido del lugar te he visto bailando con una chica, ¿No es así? —me mira fijamente a los ojos.
¿Ella espera que mienta descaradamente como ha hecho ella? Yo no soy tan bueno en eso, a mi lo de mentir no me va.
— eh, sí, yo me he ido con otra tía —digo simplemente evitando la mirada de mi amigo Borja.
Supongo que mis deseos de volver a tenerla debajo mío se han quedado en el olvido, no creo que pase de nuevo.
