Silencio.
Si pudiese pedir un deseo sería justamente ese: Silencio...
En su cabeza la palabra rebota violando cada ley física existente. Su cuerpo arde, y le grita con palabras sordas que la grabe sobre su propia piel con los dientes. Ansía más que nada garabatearla en las paredes sin otro instrumento que no sean sus uñas.
El deseo es tal que llega a dudar de su cordura. Nada más lejos de la realidad.
Lo único que Hongjoong anhela de verdad es librarse de ese asqueroso sonido. No recuerda la cantidad de veces que ha considerado quebrarse los pulgares para deshacerse de él. Aquel tintineo que se compara con las campanas que anuncian la entrada al infierno, le taladra los oídos haciéndolo desear la muerte cada vez con más frecuencia. Un lujo que, por el momento no se puede permitir.
-¿Te queda mucho?- El sonido de los cascabeles es superado un instante por aquella voz. Hongjoong la ha escuchado un par de veces desde que llegó a ese lugar, que supone está en medio de ninguna parte.
-¿Tienes prisa?
El chico de cabello azul imagina la cara de asco del dueño de la primera voz. Su respuesta siempre es la misma.
-No me importa una mierda lo que hagas o no con el gusano, pero más te vale apurarte. Ya casi es la hora.
El otro protesta y Hongjoong agradeció grandemente que se detuvieraaunque fuese por unos pocos segundos. El vaivén de sus caderas era lo que provocaba el espantoso martirio que amenazaba con arrastrarlo de lleno a la locura.
-¿Cuánto tengo?
-Tres minutos.- Una llama se enciende y el olor a cigarrillo llega hasta su nariz. El humo es liviano y el aroma es agradable a pesar de que no soporta el tufo del tabaco. El chico que está de pie tras él vuelve a agarrarlo de las caderas y tras tomar un breve instante para posicionarse, lo penetra sin contemplaciones.
Nadie dice nada mientras las embestidas se vuelven violentas. Hongjoong cierra los ojos con fuerza y se agarra como puede de las cadenas que lo mantienen suspendido. Ya no llora, porque entiende que no sirve para nada y que además nunca termina muy bien para él. Los grilletes hacen mella en sus muñecas cuando el sudor las desliza dentro del acero oxidado y nuevas heridas se abren sobre las viejas que aún no sanan del todo. Aquel maldito jamás es delicado ni condescendiente a pesar de sus súplicas.
¿Por qué debía serlo?
-Treinta segundos.- Dice el primero, seguramente mirando algún reloj.
La esencia del cigarro sigue impregnando el ambiente mientras el chico de cabello rubio, su "amante", continúa disfrutando de su dolor sin inmutarse. Desde el primer encuentro Hongjoong está consciente de que no es más que su juguete sexual, pero aún así hasta la fecha no logra hacerse a la idea. Recuerda las náuseas que le invadieron la primera vez, y si bien en la actualidad es algo que podría causarle alguna molestia, no lo hace. Las memorias son lo único que lo mantienen en una pieza, intacto.
-¡Ah!- El semen caliente lo llena de un momento a otro sin que se dé cuenta, aunque la verdad es que no lo siente. Ya no siente nada. -Justo a tiempo.
El otro estampa el cigarro contra el suelo, pisándolo en el acto.
-¿Qué demonios esperas entonces? Vamos ya.
Literalmente el rubio lo deja colgando con un dolor inaguantable en los brazos. Esta vez se ha pasado.
Hongjoong siente cómo el espeso líquido escurre por sus piernas, refrescándolas mientras sus captores salen de la habitación. Por lo menos uno de ellos, ya que probablemente el otro disfruta de las vistas, como la mayoría del tiempo. A ese nunca lo ha visto, pues raras veces se acerca lo suficiente como para poder darse cuenta de algún detalle que lo distinga. Y cuando lo hace, la constante agitación producida por sus puños se lo impide igualmente. Por ello el chico se conforma con sólo escuchar su voz; aquella que siempre interrumpe a los cascabeles.
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WORM
أدب الهواة"Un hombre sin esperanza es un hombre sin nada" 》Adaptación de "WORM", obra original de @HideMadH. 》Cuento con el permiso de la autora original para la realización de esta adaptación. 》One-Shot con contenido adulto y descripciones explícitas. 》Angus...