✵━━━━ 003. capítulo tres.

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Jules estaba realmente ansioso, no pudo mantenerse en pie así que se sentó en una piedra grande que se hallaba en el invernadero, su pierna derecha se movía frenéticamente ya que ya no soportaba un segundo más sin saber sobre Caos. Gemma le había dicho que se mantuviera en calma, pero ya no podía. Llevaba días sin poder dormir desde la desaparición de Caos.

ㅡ Señor Morgenstern ¿Le ocurre algo? ㅡ Pomona Sprout reparó en la inquietud del chico ㅡ, si necesita ir a la enfermería o al baño...

ㅡ No, no, estoy bien ㅡ masculló el chico sin mirarla a los ojos. Percy comenzó a sentir remordimiento, debía de devolverle al gato cuanto antes, pero ¿y si después de hacerlo, Jules lo llegase a odiar? No podía vivir con eso. ㅡ. Eh, profesora Sprout ¿Puedo hacerles una pregunta a los chicos de Gryffindor?

La mujer lo observó estupefacta. Jules no solía hablar mucho en ninguna de las clases ni tampoco estar intranquilo todo el tiempo, pero desde hacía días que lo veía raro, con ojeras y demacrado.

ㅡ Bien, mientras no sea nada ofensivo ㅡ accedió Pomona dudosa.

Morgenstern se levantó torpemente, nervioso y a la vez impaciente. Recorrió con la mirada a todos los chicos de la casa de Godric Gryffindor esperando ver a alguien flaquear, pero no fue ese el caso ── Percy intentó no esquivar la mirada ni mostrarse sospechoso ── así que soltó atropelladamente:
ㅡ De casualidad ¿No se habrán encontrado a un gato de raza american shorthair de pelaje rojizo? O bueno, a alguien con un felino con esa descripción. Sé que creerán que es una estupidez, por qué tanto escándalo por un gato, pero... ㅡ las palabras no le salían bien, le daba miedo echarse a llorar ㅡ... me lo dio mi mamá pocos días antes de ser asesinada hace dos años, solo... quiero recuperar a mi gato.

Percy seguía mostrando indiferencia, como si realmente aquella escena no le importase para nada cuando en realidad era todo lo contrario ya que por dentro, se estaba desmoronando. Ya está, Caos debía volver a donde pertenecía y si Jules lo llegaba a odiar, se lo tendría bien merecido por ser un idiota.

ㅡ No, para nada ㅡ murmuraban algunos.

ㅡ Muy pocos tienen gatos en Gryffindor ㅡ decían otros confundidos y sintiendo lástima por el muchacho. Sin embargo, el pelirrojo seguía sin soltar una palabra o mostrarse triste por la situación; es más, estaba siguiendo la clase como si nada hubiese pasado.

ㅡ Ay, cariño ㅡ exclamó Pomona con una expresión triste ㅡ: si llegó a saber algo, no dudaré en decírtelo.

Y ahí quedó el tema durante esa clase y las siguientes. Nadie más volvió a hablar del gato perdido.



(...)


ㅡ Mira, te me vas ahora mismo a devolver ese puto gato ¿Me oíste? ㅡ exigió Oliver enfadado con su amigo. Weasley dio un gruñido, cogió pergamino y pluma para comenzar a redactar una nueva carta, pero con su caligrafía de siempre ¿Qué más daba? Sí estaba a muy poco de saber la identidad del ladrón de gatos.



Querido chico de los gatos,

estuve en tu clase de botánica, lamento haberte hecho tener un colapso nervioso durante tantos días y aunque me duele tener que decirle adiós a Caos, ya es hora de que vuelva a casa ¿No? Sinceramente no me quiero despedir, le he cogido cariño, pero bueno.

¿El árbol cerca del Lago Negro te parece bien? Lo sé, lo sé, suena muy cliché, pero ¿Qué sería de nosotros sin él? Sabrás quién soy tal vez por la caligrafía o cuándo nos veamos, aunque le ruego a Merlín que sea la segunda opción.
Perdóname, soy un imbécil.
── anónimo


DEAR CAT BOY, percy weasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora