Capítulo 2

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Un mes y medio después, con muchos mensajes y llamadas de por medio, anécdotas, vivencias y experiencias contadas, me llegó ese mensaje que inconscientemente esperaba.

Nicolasotamendi30: Te gustaría que nos juntemos? Es que viajo mañana para Argentina y me quedo unas semanas.

Admito que lo dudé, al fin y al cabo era un desconocido, tenía muchas ganas de verlo pero me daba un poquito de miedo, ¿Y si iba otro tipo? ¿Y si me pasaba algo? ¿Y si no era como yo pensaba? Comenzaron a surgir preguntas, lo que me dejo un poco intranquila pero decidí confiar. Solamente me quedaba planear alguna excusa en mi casa, para que no me molestaran.

Nicolasotamendi30: Buenísimo, te parece si nos vemos el martes a eso de las 17hs?

Maiferran_: Dale, me queda joya.

Nicolasotendi30: Bueno bien, porque a esa hora recién me libero, después pasame la ubicación y te paso a buscar.

Ese martes salí 13hs del colegio, (si, todavía iba al secundario, tenía 17 años) en mi casa dije que me juntaba con mis compañeras a pasar la tarde. Así que aprovechando que mis papás trabajaban, fui a casa, me duché, me puse linda y salí antes de que ellos volvieran.
Llegué a la esquina en donde le había dicho a Nico que iba a esperarlo y en menos de 5 minutos apareció en su hermoso audi color negro, me subí y nos saludamos con un beso en la mejilla.

- ¿ A dónde vamos?- pregunté para ocultar mis nervios.

-Esperaba que tuvieras algún lugar en mente- sonrío sin despegar la mirada de la ruta.

-La verdad que ni idea- sonreí y me encogí de hombros.

-Mm bueno, ya veremos.

Manejó como 15 minutos, paró el auto enfrente de un lugar de comidas rápidas, se puso unos lentes oscuros y una gorra, nos acercamos a la ventanilla, hizo el pedido y retiramos. Retomó la autopista, ni él sabía a donde íbamos, manejó otros 20 minutos y paramos a un costado, donde no había nadie, nos quedamos dentro del auto, comiendo, escuchando música y hablando.

-¿Viste que ni se dio cuenta de que era yo?- dijo refiriéndose a la chica que nos había entregado el pedido.

La estábamos pasando tan bien que no nos habíamos dado cuenta que ya eran casi las 8 de la noche, las horas pasaban volando cuando nos poníamos a hablar, esa conexión que teníamos era tan linda, él era un chabón tan transparente, interesante, gracioso, que era imposible pasarla mal.

-No quiero que tengas problemas,¿Querés que vayamos?.

-Bueno, dale- le respondí.

El camino de vuelta lo hicimos cantando, que plena me sentía, a él lo percibía súper cómodo, todo era risas. Quiso llevarme hasta la puerta de casa, para asegurarse de que estuviera bien pero le pedí que me dejara en la esquina, para evitar comentarios de los vecinos que parecen vivir pendiente de los demás.













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