-Gracias por permitirme pasar la tarde con vos, me alegraste el día- dijo apoyándose sobre el volante.-¿Es joda? Gracias a vos, esto todavía me parece una locura, ser amiga de Otamendi, ni yo me la creo -me reí.
- ¿Por qué no? Soy una persona común y corriente.
- No, no lo sos, basta. Es una locura.
-Ese día que subí la historia, estaba agotado mentalmente, ya habían pasado como 3 días desde la consagración del campeonato, no quería saber nada de nadie. Me metí en las solicitudes de mensajes, tenía ganas de hablar con alguien que no me conociera.
- ¿Y por qué yo?- pregunté.
-No sé, me metí a tu perfil y tenías pinta de que eras buena onda, por eso te respondí y fuiste muy respetuosa, me caíste bien - respondió y se encogió de hombros.
-No sé, parece la típica película que la fan conoce a su ídolo - me reí.
-Basta tarada, con vos soy Nico, nada de el futbolista Nicolás Otamendi.
-Está bien- rodeé los ojos.- Bueno, me voy, sino la estamos haciendo re larga.
-Bueno dale, gracias Mai, de verdad.
-Nos vemos Nico, gracias a vos.
Llegué a casa siendo feliz, me recibieron mis papás y el resto de la noche no pude borrarme la sonrisa de la cara.
Volví a ver a Nico como tres veces más, la última antes de que él volviera a Manchester fuimos a un lugar que él ya tenía decidido, pero no quería decirme porque era sorpresa. Antes de llegar paramos en una estación de servicio para cargar agua para el mate, manejó como 45 minutos y llegamos a una chacra hermosa, nos adentramos en el lugar, estacionó la camioneta cerca de un árbol que hacía una sombra espectacular y nos bajamos.
-No sabía que te gustaba el campo -dije mientras él bajaba unas cosas del baúl.
-Amo el campo, esta chacra la tengo hace bastante tiempo, cada vez que vengo al país trato de darme una vuelta por acá para recargar energía.
- Es hermoso este lugar.
Tendió una manta sobre el suelo debajo de ese gran eucalipto, nos sentamos y empezó a sacar del bolso, snacks salados, dulces, facturas, bizcochos, masas finas y por último el juego de mate.
-¿Tantas cosas trajiste? Somos dos -dije riendo.
-Es que no sabía que te gustaba, además no te olvides que yo como mucho.
Había planeado un picnic, me fascinaba, imaginar que había hecho eso pensando en mi me daba mucha ternura, ese día corría un viento precioso, el cielo estaba despejado y de un color celeste bastante especial, todo era hermoso. A él lo llenaba de energía el campo, a mi pasar momentos juntos, que bien me hacía escucharlo hablar de las cosas que lo apasionaban, pero también sentirme escuchada y contenida, increíble la conexión que teníamos, en ese punto ya nos entendíamos solo con una mirada, había mucha confianza y él estaba al tanto de que me escapaba de mi casa para verlo, si bien no le gustaba mucho entendía que en ese momento no me quedaba otra alternativa. En un momento estaba tan concentrada escuchando lo que decía que me perdí en sus hermosos ojos café.
- Ey, ¿me das bola?- dijo chasqueando los dedos.
-Te estoy dando bola, Nicolás.
-No parece, Maia- dice con un tono burlón.
-Si, basta- río.
-¿Tan lindo soy que te quedás hipnotizada con mi belleza?.
-¿Sabés que si? es inevitable- dije con sarcasmo.
-¿Ah si?- Comenzó a acercarse lentamente hasta quedar muy cerca de mi boca.
-Si - dije casi susurrando y sin despegar mi mirada de sus labios.
Me miró a los ojos, luego a la boca , nuevamente a los ojos y me besó lentamente, le correspondí el beso, obviamente y al separarnos solamente sonreímos.
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Changes
Teen FictionMaia Ferrán una adolescente oriunda de Buenos Aires, Argentina, cuenta como su vida cambió y todo lo que tuvo que enfrentar cuando se enamoró de un hombre que entró a su vida repentinamente.