¿Estás bien?

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Harry estaba acostado en su cama, boca arriba, mirándose los dedos con su mano levantada a varios centímetros sobre sus ojos.

Luego de estar en la sala común, esperando a que sus mejores amigos dejaran de reírse, fue derecho a su dormitorio. No estaba fastidiado, solo un poco cansado por el trabajo en los baños.

La razón por la cual miraba sus dedos, era por culpa de una persona.

Ginny.

Deseaba poder tocar una vez más sus cabellos rojizos, quedarse viendo sus pecas y contarlas una por una, como hacía cada vez que podía. Necesitaba perderse en esos ojos avellana, que lo tenían en las nubes.
Sus hoyuelos que se formaban cada vez que sonreía, verla así era como un regalo de Dios.

Cerró los ojos y pensó en sus labios rosados, añoraba que estos se fundieran con los de él.

Pensó en cómo la quería proteger, en como quería que fuera feliz, sonriente, no necesitaba que sufra.
Odiaba verla sufrir, verla triste y cansada.
Y necesitaba hacerla feliz, porque ella no la estaba pasando muy bien en esos momentos.

Finalmente durmió, si Harry Potter tenía una oportunidad, nunca la desperdiciaría.

Hedwig voló en la mesa cuando era hora del desayuno, al igual que muchas más, entregando cartas o paquetes.

–¿Gue es, Jagggry? –Preguntó ron, con la boca llena de tortilla de arvejas.

Hermione estaba escondida detrás de un ejemplar de El Profeta, evitando cruzar miradas con Ron, despues de el beso en el baño de prefectos. Le molestaba un montón que el pelirrojo actuara como si nada hubiera pasado el día anterior.

–Es una carta de mi papá, que raro. –Le respondió, abrió el sobre y leyó el pergamino.

¿en serio?
Los gemelos Weasley me avisaron, Tu madre se puso histérica cuando se enteró; dijo que eras todavía un niño para poder enamorarte, o que te guste una chica.
¡Demonios, Harry! espero que logres dentro de poco conquistarla, y no sufras seis años tratando de hacerlo, como me tocó a mí.

espero que estés bien, Remus va a tratar de calmar a tu madre.

tu Padre
.

Harry sintió calor en el cuello, y fue peor cuando Ginny se sentó a su lado.

Tenía ojeras, estaba un poco más pálida de lo normal. A pesar de su anormal aspecto, no dejó de sonreír. A Harry le preocupó un poco su actitud.


–Ábranse, perras –Bromeó la pelirroja.

–¡Ay no amigui! –rió Neville, provocando que todos los alumnos de la mesa Griffyndor que estaban cerca estallaran en carcajadas. Incluso Hermione rió un poco.

Luego de esa broma, todos volvieron a ocuparse en comer su desayuno.
A pesar de que ya habían terminado su tazón de avena, seguían sentados en la mesa,  hablando.

Luego de unos segundos de silencio, Ron, Hermione y Harry se aproximaron a Ginny, que los observó un tanto inquieta.

–¿Estás bien? –Le preguntaron al mismo tiempo.

–¿A que viene la pregunta?
Los tres intercambiaron miradas, como hablando telepáticamente entre ellos y, finalmente, Ron habló.

–Dean.

–Aaaaaaaaaaah...No sé. –Respondió sin darle importancia. Ya se estaba levantando cuando Hermione le agarró el brazo.

–¿Cómo que “No sé”? –Los cuatro hicieron un círculo; Ron abrazaba los hombros de Ginny, Ginny los de Hermione, Hermione los de Harry y Harry los de Ron.

Kiss Me ★ HinnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora