Freddie no podía viajar sin asegurarse de llevar consigo un pequeño maletín cuyo contenido debía incluir: un cepillo dental, un espejo de bolsillo, la última copia del 'Architectural Digest', caramelos para la garganta, cigarrillos, un encendedor y por supuesto un cepillo para peinar, pues tenía que lucir impecable.
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