Dulce amistad

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Era casi media noche pero aún así en uno de los tantos salones de clases había luz lo cual indicaba que alguien seguía ahí, una hermosa rubia se encontraba en el salón de cocina, estaba acomodando unos pequeños chocolates en una linda caja, colocó la tapa y la decoro con un delicado lazo, limpio el lugar para luego tomar la cajita y dirigirse hacia los dormitorios.

"¿Estará bien?"

"Lo aceptará"

"¿Y si no le gustan?"

"¿Y si...no le gusto?

Había decidido declararsele a la persona que amaba quien era nada más y nada menos que su mejor amigo, Bell Cranel, estaba consciente del riesgo que corría su amistad, las posibilidades de que el albino la rechace eran muy altas pero también estaba la esperanza de que acepte sus sentimientos, así que jugaría con fuego solo por esta vez.

Llegó a su habitación, dejo la caja en su mesa de noche, se dispuso a hacer su rutina nocturna, ponerse el pijama, cepillar sus dientes, ordenar su uniforme y por último irse a dormir, estaba cansada hacia que no le costó mucho conciliar el sueño.

Al día siguiente (14 de Febrero)

Estaba dormida plácidamente en su cama, era como si sus sábanas le impidieran despertar o al menos eso creía hasta que el golpeteo frenético de la puerta la saco del mundo de los sueños, abrió sus ojos vagamente y se sentó.

-¡Ya voy!-grito saliendo de su cama

Camino perezosamente hasta la puerta, la abrió dejando ver a un joven peliblanco, de ojos rojos y uniformado, su expresión era una mezcla de molestia y burla, al verlo Aiz creyó que seguía soñando así que levantó sus manos y empezó a tocar el rostro del chico.

-Buenos días, Aiz ¿Podrías dejar de hacer eso?-pregunto con un tono juguetón mientras soltaba una pequeña risa

-¿Bell, eres tú?-murmuro la adormilada chica

-Si, soy yo-contesto aún con una sonrisa burlona

-¿Que haces aquí tan temprano?-cuestiono aún con sus manos en el rostro del conejo

-Creeme, no es para nada temprano-dijo tomando las manos de la ojidorada y entrando a la habitación

-¿Eh?-volteó su mirada hacia su mesa de noche y al ver la hora de exaltó

Corrió hacia su baño y se encerró, pero volvio a abrir la puerta al notar que había olvidado el uniforme, el chico solo se limitó a ordenar la cama para luego sentarse en ella y esperar a su mejor amiga, unos minutos más tarde salio del baño, tomó su mochila y la mano de Bell para salir de la habitación, estaba apunto de cerrar la puerta cuando recordó la caja de chocolates y volvió por ella, una vez hecho esto se dedicaron a correr hacia su salón de clases.

-¡No puedo creer que esto esté pasando otra vez!-exclamo agitada mientras corría

-Yo no puedo creer que duermas tanto ¿Acaso eres un koala?-respondio conteniendo una risa y ganándose una mala mirada de la chica

Entraron a su salón a tiempo pues apenas pusieron un pie en el lugar se escucho la campana por toda la escuela indicando la tardanza, se dirigieron a su asiento justo cuando entró el profesor y así comenzaron uno de los días más agobiantes del año

Las clases transcurrieron con normalidad aunque Aiz solo pensaba en como le confesaria a Bell sus sentimientos, sobrevivió las primeras horas de clase entre algunos llamados de atención y codazos por parte del albino.

La campana sonó liberando a los alumnos de sus tediosas clases, la ojidorada se tenso por completo al escucharla, Bell había notado la extraña actitud de la rubia puesto que había estado muy pensativa, como si algo la preocupara.

One-shots DanmachiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora