𝗣𝗛𝗔𝗡𝗧𝗢𝗠 𝗞𝗜𝗟𝗟𝗘𝗥. ┊ 𝑶𝑶𝑰
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𝐄𝐍 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 ─ un irritante millonario decide cambiar fingiendo su muerte, arrastrando con él a la muerte a un grupo de siete...
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──────────── ✧*:･ﾟ CAPÍTULO CINCO, el beso de una diosa.
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❪ 𝑪𝑯𝑨𝑷𝑻𝑬𝑹 FIVE! ❫
CUATRO estaba sorprendido, bueno decir que estaba sorprendido era decirlo muy ligeramente. Estaba en puto shock. Parpadeó un par de veces sintiendo los labios de la chica contra los suyos inmóviles, frunció él ceño. ¿Por qué no se movía? ¡Tenía una diosa besándole y no se podía mover!. Tragó saliva y decidió por fin moverse, sus brazos, los cuales se encontraban a cada lado de su cuerpo colgados como si de un peso muerto se tratara, atraparon su cintura y sus labios correspondieron a la invitación a bailar de los suyos.
Cero sonrió en el beso haciendo que, prácticamente, se derritiera. La empujó contra la pared demasiado fuerte pues cerró los ojos y gimió además de que el contacto de su espalda contra la pared había provocado bastante ruido, por un momento se preocupó de haberla echo daño pero toda preocupación se borró en cuanto vio cómo sonreía de oreja a oreja entre rápidas respiraciones y lo cogía de la corbata para tirar de él hacia ella. Plantó sus manos en la pared, una a cada lado de su cabeza para estabilizarse, pero pronto encontraron su lugar en el abrigo de piel que cubría su cuerpo semidesnudo. La ayudó a quitárselo mientras se besaban, se besaban con tanta fuerza y necesidad que a veces sus dientes chocaban y les dolía pero la necesidad de estar cerca el uno del otro era mucho más fuerte que el dolor en sus dentaduras.
El abrigo cayó al suelo formando una piscina de tela alrededor de los pies de la mujer fatal, pronto se le unió la corbata del rubio. La castaña sonrió pisando el último trozo de tela pues le había parecido horrible, lo empujó lejos de ella y lo miró con hambre mientras que él la miraba algo abrumado con la situación, ¿acaso se lo estaba imaginando? ¿era uno de los tantos sueños que tenía con ella desde que la había conocido?. Volvió a empujarlo hasta que llegaron a la cama, el talón de los zapatos de Cuatro tocaron la cama y antes de volver a empujarle para que cayera en la cama, le arrancó la camisa haciendo que los botones salieran disparados a cada rincón de la gran y cara habitación.
