TÍTULO ALTERNATIVO: TODO LO QUE NECESITA.
Lan WangJi no sabe lo que le pasa.
Solo sabe que se siente... apretado.
Ha pasado días —semanas tal vez — sintiéndose estirado como la cuerda de un arco, tensada en su límite y a punto de romperse.
Pero sabe que él no debe romperse; es Su Excelencia, está allí por su hermano mayor, por su tío, por su secta y, además, tiene un motivo para no dejarse romper ahora, tiene a alguien a su lado a quien ha amado por tanto tiempo que no puede pensar en cómo era su vida antes de no amarlo.
Y Wei Ying le hace bien.
Cuando está solo pasando tiempo en el jingshi con Wei Ying siente que parte de toda esa tensión, toda esa inflexibilidad dentro de él —alojada en sus entrañas y que se aferra a cada arteria, vena y capilar de su cuerpo entero —se desvanece.
Cuando Wei Ying pasa horas hablándole de todo y nada, de aventuras pasadas, de fantasías, de batallas, de talismanes, de su día, es absolutamente grato. Lan WangJi siente que todo eso —todo —se olvida, se aleja. Solo queda la voz de Wei Ying, animada, abierta y cantarina, dejándole saber sobre sí mismo.
Y mientras hablan, o caminan, o se sientan a comer, leer o simplemente coexisten juntos, ocurre ese momento cuando Wei Ying roza sus manos, se inclina más cerca, presiona sus hombros o muslos juntos, o cuando tiene otras intenciones y roza su mandíbula, pasa los dedos por su frente o a través de su cabello, y Lan WangJi siente que la tensión baja un poco más que al escucharlo hablar.
Y cuando Wei Ying lo toma de las mejillas para besarlo, uniendo sus labios sin ninguna urgencia, solo la presión de sus bocas que le permite respirar con calma, o aquellas veces cuando lo atrae con una mano en la nuca y hace que sus bocas choquen con fuerza mientras le roba el aliento, Lan WangJi se siente aún mejor.
En esos momentos la perpetua incomodidad de la rigidez se desvanece de su cuerpo como el agua clara y pura de un nacimiento desde debajo de la tierra. Rueda y rueda por su columna hasta que Lan WangJi se siente tranquilo, sereno y relajado.
Pero la sensación de estar atado, presionado, doblado en tensión, regresa. Siempre regresa.
Y sabe que no es culpa de Wei Ying. En algún punto se dio cuenta de que era él, algo dentro de sí mismo. Algo intrínseco en su alma y fuera de su alcance para arreglarlo. Así que se dijo así mismo que podría vivir así. Que se aferraría a la calma proporcionada por Wei Ying y viviría el resto de su vida con la presión inamovible de sus hombros.
Presión que algunos días es apenas reconocible, solo su peso allí; mientras que otros parece ser aún más grande, empujando hacia abajo, hacia abajo hasta que Lan WangJi siente que se derrumbará, que implosionará por razones que desconoce.
Por supuesto, decide no hacer a Wei Ying parte de su sufrimiento, aunque algunos días se parece a la locura.
Sabe que Wei Ying tiende a preocuparse muy profundamente cuando ama, tiende a buscar su culpa o su sacrificio. Y es impensable para Lan WangJi ser alentador de eso.
Entonces, permite a su esposo hablarle, abrazarlo, besarlo; se permite los mares de placer donde puede sumergirse, y toma a Wei Ying todas las veces que tiene la oportunidad, y se entrega tantas veces como puede.
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Corazón paralizado [XianWang]
Fiksi PenggemarLan WangJi solo necesita que Wei Ying lo cuide. -- Advertencias: capítulo 1. Disclaimer: imagen de portada que encontré en isnta, créditos a su creadorx.