Corría todo lo que sus patas podían, al fin después un años pudo irse de su casa, lejos de su hogar y todo lo que la rodea para irse lejos. Aun es una adolescente, que no soporta su vida. Recorre las calles, todo esta tan oscuro a su alrededor, ningún humano sale después de la media noche, a pesar de todo también le vinieron temores en la mente, muchos de los cuales comenzaron a rodear sus pensamientos. Se detuvo unos segundos para respirar unos instantes.¿Hacia donde iré?
Podía recordar perfectamente el camino de la casa de su tíos, aun le falta mucho para llegar al otro lado de la ciudad, la ventaja de transformarse en perro es que podía llegar en menos de unas horas, la desventaja es que había probabilidades de encontrase con algún peligro en ese momentos eran altas. Su pelaje es platino, algo complicado para camuflarse, había pocas luces encendida por lo que nadie podría verla.
A esas alturas de la vida comenzó a pensar en como pudo tener la transformación de humana a canina, y es que no se esperaba que al tomar un liquido horrible con un poco de sangre le pudiera llevarla a esa situación. Podía manejar el cambio a su control, al principio fue una locura controlarse delante de su familia, pero con el tiempo decidieron restarle importancia a su actitud, están muy ocupado con su otros dos hijos que no tenían tiempo de atender a una joven caprichosa.
Suelta un bufido, su vida es una total catástrofes llena de parodias. Estuvo tan distraída que no se dio cuenta que había pasado de largo, y ahora su patas la llevan justo a una dirección, ya no le importaba en absoluto que fuera de noche. Caminó hasta llegar al lugar de su niñez, la escuela donde vivió los mejores momentos de su vida, un lastimero alarido salio de su hocico. Como extraña aquéllos tiempos, ahora ya no es nadie, solo es una chica que puede transformarse en perro.
Camina un poco hacia adelante dejando atrás aquellos recuerdos, decide cruzar la calle para llegar a un destino, su latidos comenzaron a acelerarse, al igual que la respiración. Aun podía recordarlo, aun podía recordar su olor, podía recordar todos sus gestos al igual que su personalidad. Quiere verlo tan solo un momento, tan solo unos pequeños momentos.
Recordó entonces que al ser pequeño perro no tenia ningún problema en pasar desapercibida, tendría muchas ventajas. Su patas le dolían por ese largo viaje, se quedó observando las rejas que evitan su paso para adentrarse, se encuentra muy cansada como para malgastar mas energía. Decide recostarse en el suelo cerca allí, seguramente alguien no notara su existencia, pronto el sueño comenzó a llevársela.
(...)
El despertó, otro día, otro miserable día en que existía, estira un poco su cuerpo tensado para después relajarse. Pensó por un momento la idea de volver a dormir, aun que no podía por razones inexplicables. Después de dar muchas vueltas a la cama decide levantarse de su cama de mala gana y mirar alrededor de su habitación, algunas de su cosas se encuentran en el suelo ¿otra vez su hermano Itachi entró para hurgar sus cosas? Odiaba encontrar desorden después de despertarse, sabia que tendría que ordenarlo.
- Jodido imbécil -menciona con su voz algo agotado.
Sin querer pensarlo, su mente viaja a los recuerdo de una chica pelirroja. ¿Por que siempre venia ella a sus pensamiento? Siempre que la piensa terminaba de deprimirse, se imagina que es un tonto por no poder olvidarla, ya había pasado un año desde que decidió olvidar esa chica. Sacude un poco su cabeza intentando dispersar su pensamiento, no era momento de pensar en esa cosas y es empezar un nuevo día. Su gata se atraviesa en su camino, evitando su paso.
- ¿Que quieres, Rosie? -le pregunta a la felina como si esta pudiera responderle.- No tengo tiempo para mimarte.
La aparta despacio con sus manos dejándola encima de la cama, está no siguió insistiendo lo cual agradecía mentalmente. Decide ir al baño, toma su cepillo y la pasta dental, después de terminar de cepillarse decide tomar una ducha rápida, su mente se encuentra en blanco. Siempre hacía las cosas como si fuera un robot y no le importa. Ya nada en su vida le importa, al mirar su reflejo en el espejo que esta encima de lavabo no se sorprendió al encontrar una enormes ojeras debajo de sus ojos.
Se puso a tararear una musica y comenzó a moverse al ritmo de ella, dejándose llevar importándole verse ridículo. Él pudo ver la hora en su teléfono, ese día es fin de semana y no podía encontrar la explicación de porqué no podía volver a dormirse, decide salir dándose cuenta que nadie nota su existencia (como siempre lo hacían), ya esta muy acostumbrado esa situación por lo que no le toma importancia.
Sale de la casa respirando el olor de la mañana mezclado con el humo de los carro y otras cosa, pero al mirar a su alrededor pudo ver un pequeño perro hecho bolita, pegado a la pared de su casa, al parecer seria una mascota que se le escaparía a sus vecinos. No le toma importancia. Hoy seria el día perfecto para salir de paseo, por lo que toma unos zapatos y decide salir hacia la casa de su amigo el rubio. Estuvo tan metido en sus pensamiento que no se dio cuenta que alguien pequeño le perseguía.
La canina se despierta al reconocer un olor familiar, no se esperó en encontrárselo tan pronto pero seria su perfecta oportunidad para seguirlo. Pudo ver como camina hacia unas esquinas por lo que decide seguirlo de cerca, el a cada momento se sentía observado pero nunca se dio cuenta de que alguien lo seguía, ella se sentía cada vez mas insegura con cada paso que daba provocándole en cada momento escalofríos, él en cambio se sentía muy relajado excepto porque se siente observado.
Él llegó a su destino, la canina se sentía un poco agotada por el viaje, en cambio el chico se veía totalmente fresco... Como si nunca hubiese caminado unos kilómetros, en ese momento se sentía perdida y quería un vaso de agua, pudo ver como de una de las casa salia otro chico un poco mas moreno y mas bajo que el. Se quedó justo al lado de el muchacho descansando hasta que el chico rubio se la queda viendo unos instantes.
- Oye Sasuke -le llamó, éste le presta atención de inmediato dejando de hablar.- ¿Desde cuando tienes un perro?
- ¿De que hablas? -pregunta este algo confundido, no se esperaba aquella pregunta tan repentina.- Yo no tengo un perro.
- Entonces ¿de donde vino... Esto? -señala a la canina que encuentra descansando ignorando a todo el mundo, él muchacho al verla se sintió un poco extraño.
- No lo sé Naruto, a menos que sea tuyo y me quieras engañar -bromea, pero el rubio no parecía reírse por lo cual decide hablar.- Lo vi esta mañana, pero nunca pensé que me perseguiría.
- ¿No le diste comida?
- No, apenas me levanté y vine hasta aquí, no me dio tiempo de comer.
- Es un misterio -dice Naruto pensativo, inmediatamente quita esa expresión.- Entra, quizás y estando aquí adentro el perro se vaya.
- Tienes razón.
Los dos entraron olvidándose por completo de que ella existía, al notarlo se levantó en sus cuatro patas y decide hacer un intento de tocar la puerta, lo único que logra es que haga unos pequeños rasguños en la puerta. Adentro se podía oír los gritos de alguien, como si se estuvieran quejando. después de unos instantes la puerta fue abierta, se imaginaba que la dejarían entrar, fue todo lo contrario; en un instante su cuerpo se encuentra mojado por completo.
-Deja de molestar, fuera ¡fuera! -le grita el rubio, ella suelta un sonido lastimero, pero fue espantada lejos...
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