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Wooyoung maldijo mentalmente al reproductor de música cuando escuchó de nuevo el principio de la jodida canción que San llevaba escuchando en bucle toda la mañana. No solo aquella, sino todas desde hacía un par de semanas.

Su expresión se tornaba una mueca de desagrado cada vez que la finura de las paredes de la casa le permitían escuchar la "tierna" canción, que a aquellas alturas de tierna tenía muy poco, más bien era irritante y cansina.

Bien, podía admitir que había sido culpa suya. No entendía en qué momento se le había ocurrido halagarlo con un "Te ves adorable bailando eso, Sannie." mientras el nombrado modelaba como si fuera un gatito. Cagada monumental. Desde que aquellas sinceras palabras salieron de los labios del menor, San había estado reproduciendo una y otra vez la canción que, al final, Wooyoung había terminado aborreciendo. Y con razón.

Completamente decidido a acabar con su sufrimiento interno de una vez, se dirigió a la habitación de su compañero de piso, abriendo de un portazo.

—¡Apaga la puta radio, San!

Espetó alzando la voz, con un deje de molestia en el tono empleado.

Con una vena sobresaliendo de su frente, paseó la mirada por la habitación hasta que sus ojos se encontraron con el rubio.

Oh, joder.

Wooyoung reprimió un jadeo.

¿Qué mierda hacía San vistiendo un traje de Maid?

nya! - woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora