Inquietudes

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Después de tomar su almuerzo y llegar a las oficinas, Su jefe terminó por dar la bienvenida al joven bicromático, anunciando formalmente que se trataba de su compañero. Ante la noticia, los aplausos no se hicieron esperar, algunas felicitaciones al joven por aquí y otras cuantas burlas al peliverde respecto a su falso papel de "jefe", cosa que absurdamente habían asumido sin saber el trasfondo de todo; y que en realidad le parecía tedioso y categorizaba como basura laboral, por ende, se pasaba por el trasero sus comentarios.

Así de simple.

Otorgó una gentil sonrisa a sus compañeros y a arrastras, se dirigió hasta su pequeña oficina. Bueno, quizás si tenía algunos beneficios debido a la cercanía con Tsukauchi, sin embargo, lo merecía, había hecho más que nadie dentro de esas instalaciones, saliendo inclusive de lo que se suponía era su puesto, había luchado por ser notado ante los jefes; y todo de una forma verdaderamente profesional, ética y moralmente correctas.

Eso lo hacía indiscutiblemente superior al resto; aunque no terminaba de sentirse cómodo con dicho termino.

Cerró la puerta detrás suya, caminó un poco y se tumbó sobre su asiento. Dio una rápida mirada a su rededor, quizás era tiempo de recoger un poco. Muchos papeles se acumulaban sobre su escritorio, las repisas en su lateral izquierdo mantenían de igual forma un cúmulo de papeles sin acomodar; las cuales probablemente llevaban más de un mes en ese estado.

Se irritó ligeramente, pues a pesar de ser el "mejor", no se libraba de las tareas comunes, siendo totalmente lo contrario, él terminaba por recibir más trabajo que el resto. Ya algo dispuesto a proseguir con su papeleo, un par de golpes sobre la puerta se escucharon, dando paso a Tsukauchi, quien llevaba a escondidas, una pequeña caja con lo que pretendía ser un pastel miniatura.

"¿Soy inoportuno?" cuestionó con una amplia sonrisa, cerrando la puerta detrás suya y tomando asiento en el cómodo y pequeño sillón frente al escritorio; la cual había sido de su cortesía.

"Para nada" O claro que sí, era bastante inoportuno teniendo en cuenta las montañas de trabajo que tenía, pero una parte de él le aseguraba que quizás, era bueno escuchar todo lo que tenía que decir él. "Recién empiezo, tengo un par de minutos" Concluyó

Las cosas fueron como predijo, una alabanza llegó primero, felicitándolo por su pronta respuesta a un llamado de auxilio, "No esperaría menos de ti, Midoriya. Es claro que Yagi dejó en ti una fuerte marca de la justicia, ¿no?" El hombre soltó una sonora risa, la cual no duro mucho, pues su rostro se tornó serio, dejando escapar un suspiro melancólico, el cual anunciaba una charla bastante dura.

Era como dijo el de hebras azabache, Yagi; su difunto padrastro, había inculcado en él gran parte de lo que era su personalidad, unas buenas y otras no tanto, pero como todos, no podía ser perfecto. Sonrió levemente y asintió, recibiendo nuevamente una carcajada.

"El aniversario será pronto, la oficina planea hacer una pequeña fiesta en su honor un día antes, seguro que querrás visitar su tumba..." se detuvo en seco al ver la mirada perdida del pecoso, mas no podía culparlo, nadie podía. "Además... los otros ancianos quieren anunciar algo".

Midoriya alzo la vista un tanto perdido, en primer plano, él definitivamente visitaría la tumba de su padre, nadie cambiaría esa decisión. Y por segunda, la simple palabra "Anunciar" le daba un retortijón en su estómago, pues nunca eran buenas noticias. "Pronto me e de jubilar, y este lugar no se puede quedar sin un jefe, yo te postulé a ti, el puesto es tuyo por derech-"

"Te equivocas" interrumpió seco "Esto no se trata de una empresa que pueda heredar solo por ser el hijo de un buen hombre, mi labor y el que tan funcional puedo ser define si seré digno del puesto o no, Tsukauchi. Te lo agradezco, pero otro compañero puede ser incluso mejor sujeto para la labor que yo" Concluyo con un ligero disgusto.

O K T H Â [DekuKatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora