2.♡

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El año pasado le había contado todo a mi madre, le había contado por todo lo que pasaba en la escuela los últimos años. Ella había decidido hablar con el director, y había conseguido que los suspendieran por dos semanas y que cuando volvieran, tendrían que limpiar el colegio durante un mes, después de clases. En cuanto a mí, tendría que ir al psicólogo que la escuela había pagado, y en total eran quince sesiones, que según ellos me ayudaría a superar la situación que había vivido.

 Pasadas las dos semanas, los chicos habían vuelto al colegio, pero todo siguió igual para mí. Los golpes no habían cesado, y me hostigaban con más frecuencia.

- Necesitaré poner una bolsa de hielo en mi mejilla lo antes posible si no quiero que se ponga mucho peor- Pensé tocando el área afectada, aún sentía el sabor metálico de la sangre cada vez que pasaba mi lengua por el lado de mi labio afectado. 

No me preocupaba mucho si me golpeaban en cualquier parte del cuerpo que no sea la cara, porque podía ocultarlos con alguna prenda, pero en mi cara era todo lo contrario. Como no sabía maquillarme, a la hora de ocultar los golpes en los lugares mas notorios, se me hacia casi imposible cubrirlos del todo.

Este día parecía más largo de lo normal, me dolía todo el cuerpo y me palpitaba la parte de mi labio golpeado. Cuando por fin termino el horario escolar, me dispuse ir a mi casa, no tenía mas nada que hacer, así que mis planes ese día era llegar, bañarme y terminar mi tarea.

Estaba llegando a casa cuando me di cuenta que la moto de mi hermano estaba afuera, enfrente de nuestro garaje.

- No debe verme así- pensé, llevando mi mano por puro reflejo, por la parte afectada de mi rostro, sacándome un gemido de dolor.

Abrí la puerta de la entrada muy lentamente, para que no escuchara mi llegada. Asomé la cabeza y busque al susodicho en la sala de estar donde solía estar casi todo el tiempo. Vi como se encontraba sentado el sillón con las piernas arriba de la mesita del centro, estaba riendo mientras miraba un programa de supervivencia en la televisión.

Entre y cerré despacio la puerta detrás mío, el plan de ir directo hacia mi habitación sin que él me viera seguía en pie. Estaba caminando de puntillas cuando de repente suena el teléfono del pasillo en el que me encontraba. Decir que casi muero del susto era poco.

- Se que estas ahí, atiende ese maldito teléfono- Gritó para que lo escuchara.

No me había dado cuenta del miedo que sentía hasta que me dispuse a contestar el teléfono, mis manos temblaban y mi voz apenas salió cuando contesté.

- Ho-ola- tartamudee.

-Hola Yang Mi, ¿está Seok?– preguntó preocupado mi padre al otro lado del teléfono.

-Si, ¿Ha pasado algo?- pregunté ya preocupada yo. 

-Sólo necesito hablar con él- se lo escucho nervioso - ¿me lo pasas?- continuó.

-Seok- lo llamé - es para tí- le informe dándome la vuelta para irme, haciendo que este se levantara del sillón para tomar el teléfono.

-¿Hola?- alcancé a escuchar como contestaba antes de que yo cerrara la puerta de mi habitación.

Baje mi mochila y me saque el abrigo soltando un suspiro cansado. Me encontraba realmente cansada, mi cuerpo se sentía más pesado y me dolía con cada movimiento que hacía. Quería tomar un baño tibio, preparé la tina con agua tibia, me desvestí y entre. El agua estaba estupenda, tanto que mi cuerpo al final se relajo. Por fin podía estar tranquila, mi cuarto es como mi lugar seguro, nadie puede hacerme daño aquí.

𝓢𝓪𝓿𝓮 𝓶𝓮, 𝓹𝓵𝓮𝓪𝓼𝓮.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora