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-¿Pretendes esconderte de mí?-susurró en mi oído para que nadie escuchara, llevándome aún con él a quien sabe donde.

-No, claro que no- contesté -tenía un trabajo que hacer, por eso estaba allí- traté de excusarme. Él me miró sin poder creer ni una sola palabra.

-¿Por qué me hacen esto? ¿Qué quieren de mi?- pregunté de repente, queriendo saber la razón del constante abuso.

-Cállate o te irá peor- me amenazó. - Ya tuve suficiente con el chico que se intentó meterse a rescatarte, espero que para la próxima no te tenga que estar buscando por todos lados-

Sólo asentí sin más y decidí mantenerme en silencio todo el camino, era eso o buscar que me golpeará ahí mismo.

Estaba caminando detrás suyo hasta que sentí un escalofrió por todo mi cuerpo y tuve ganas de vomitar repentinamente, una arcada salió de mí luego de eso, decidí no prestarle atención y seguir caminando, porque casi siempre terminaba así por no comer durante días. Pero a medida que seguía mi pulso se iba acelerando, empecé a sentir un temor tan intenso que hizo que todo mi cuerpo empezara a temblar; mis manos sudaban y mi respiración se empezaba a cortar, como si me faltara aire.

Llegó un punto en el que todo me dio vueltas por varios segundos, y alcancé a ponerme de cuclillas para no caerme, y me apoye de la pared más cercana que encontré. Traté de respirar profundo, pero aun así me faltaba el aire, en ese punto la desesperación llego a mí. Estire el cuello de mi abrigo, como si eso fuera lo que me estaba sofocando y no me dejara respirar con normalidad.

-Espera- susurre apenas. Sehun al escucharme se dio la vuelta deteniendo su andar con una cara de fastidio.

-Levántate- me pidió - no tengo tiempo para esto- prosiguió llevándose su mano izquierda a su cara, como aguantándose las ganas de pegarme en ese momento. Al ver que yo seguía en la misma posición con la respiración agitada se agacho hasta donde me encontraba e intentó agarrar mi mano para que me levantara, antes de que lo hiciera me di la vuelta, no quería que me tocara.

-Yang Mi- me advirtió acercándose - no estoy para tus juegos- dijo posicionándose en frente mío y me miró. - Oye, ¿Qué tratas de hacer?- preguntó al ver cómo me sentaba y empezaba a llorar de la desesperación del no poder respirar bien.

-No puedo respirar- pronuncie atajándome de su chaqueta.

-¿Cómo que no puedes respirar?- preguntó asustado. - ¿Yang Mi?- me llamó - ¿Has tenido un ataque de pánico antes?- preguntó repentinamente agarrando mi mano y tratando de buscar mi mirada. Negué queriéndole dar a entender que no.

-Ok... Yang Mi- pronunció de nuevo mi nombre buscando mi atención. -Te voy a ayudar ¿si?, haz lo que te diga y te sentirás mejor muy pronto- yo asentí sin más. -Pon tus manos en forma de cruz sobre tus hombros, así - dijo mostrándome como, su mano izquierda se encontraba sobre su hombro derecho y su mano derecha sobre su hombro izquierdo, formando una cruz justo como él me había dicho. Hice lo que me pidió y vi como tomaba asiento atrás mío -Voy a abrazarte ¿ esta bien? - me preguntó, yo asentí en respuesta.

Sentí como hizo un poco de presión al abrazarme y con solo eso me sentí un poco mejor-Trata de respirar lento Yang Mi-ah, inhala profundo- me sugirió  - eso es, bien, ahora trata de mantener un rato la respiración y luego exhala- dijo, podía escuchar la preocupación en su voz, como le temblaba la voz a veces me confirmaba eso. 

Mis pulmones ardían cada vez que trataba de inhalar un poco de aire. Pero poco a poco mi respiración se fue calmando, al igual que mis lágrimas. Cuando por fin logré calmarme, me soltó y yo caí rendida sobre él.

-Quiero ir a casa, por favor- susurré cansada, mi garganta me dolía al hablar.

-Esta bien, pero te acompañaré- espetó ayudándome a ponerme de pie.

-No hace falta, ya estoy bien - finalicé caminando hacia la salida del colegio y escuché como chasqueaba la lengua y me seguía. Me acompaño hasta la puerta de casa y se fue, en todo el camino ninguno de los dos nos habíamos atrevido a decir algo.

Ni bien llegue me serví un poco de agua y comí una manzana. El recuerdo de lo que sucedió me abatió, no quería volver a experimentar nunca más eso. Decidí bañarme para sacarme el sudor que tenía.

Me acosté y marque a mi mamá para avisarle que me había retirado del colegio antes de lo planeado porque no me sentía bien. Luego de varias preguntas por parte de ella corte la llamada y me quedé en la misma posición mirando el techo.

El silencio abundaba en mi habitación, tanto que podía escuchar el sonido de las hojas de los árboles de afuera de la casa, siendo movidas por el viento que soplaba un poco fuerte. Sin darme cuenta, la primera lágrima salió, y no tardo en seguirle otra y luego otra, de repente me encontraba llorando otra vez.

-¿Por qué a mí? ¿Qué hice mal?- pensé callando mis sollozos con la almohada.

Últimamente me estaba sintiendo sin ganas de nada, ya casi no comía y los días parecían no pasar nunca. Mi familia no se había dado cuenta aún de mi repentino cambio de ánimo y apetito, y espero que siga así, no quisiera molestarlos con mis cosas, sabiendo que ellos tienen sus propios problemas de los que hacerse cargo.

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2023 ⏰

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𝓢𝓪𝓿𝓮 𝓶𝓮, 𝓹𝓵𝓮𝓪𝓼𝓮.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora