3.♡

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Eran las once de las noche cuando me desperté y mire mi reloj, el ruido de la puerta principal siendo abierta me asustó. - A de ser mamá- pensé levantándome de la cama y baje las escaleras para saludarla.

Me apoye en el marco de la puerta de la cocina y la vi de espaldas preparándose un té, el olor a manzanilla se podía oler en toda la habitación, era simplemente exquisito.

- Hola - susurre para no asustarla, entrando y sentándome en unas de las butacas de la mesada.

- Hola, ¿Qué haces despierta? - susurró de igual forma, siguiendo con lo suyo.

- No hay nadie en casa, además de nosotras - susurre de manera burlona.

- No lo sabía- dijo hablando mas fuerte y finalmente riéndose - ¿Qué tal el colegio? - me preguntó tomando asiento enfrente de mi con su té en la mano leyendo algunos papeles.

-Bien- respondí sin ganas, no quería mentirle, pero lo tuve que hacer para que no se preocupara. No quería que se enterara de que me estaban molestando otra vez.

-¿Ha sido agradable para ser el primer día? -

-Claro. O sea, si, lo normal. Mucha tarea, trabajos prácticos y eso - respondí jugando con mis dedos por debajo de la mesada.

-¿Te costará mucho ponerte al corriente? - pregunto nuevamente, tomando un sorbo de té, sin mirarme aún.

- No creo - finalicé la conversación.

Vi como terminaba su té y se recogía el pelo por detrás de las orejas. Por millonésima vez, me sentí anonadada con su belleza.

Cuando era pequeña, pensaba que mi madre era tan hermosa como la reina de los cuentos de hadas. No como las princesas, ellas solo eran lindas. Mi madre era hermosa, alta y majestuosa, con los hombros anchos y la cintura elegante. Los huesos de su cuerpo parecían más firmes que los del resto del mundo, como si no estuvieran ahí solo para mantenerla en pie sino también para afirmar su presencia.

Al mirar a mi madre te la podías imaginar desfilando en cualquier pasarela de alta costura, de esas en las que invitan a gente famosa a cantar, o simplemente para desfilar.

Yo me parecía a ella, pero no lo suficiente.

Me di cuenta de que no habíamos cruzado miradas desde que entre, me había olvidado por completo de mi rostro, si me mirara en este preciso momento se daría cuenta de lo dañada que estaba y me haría un interrogatorio para saber quien fue, y armaría un escandalo en el colegio.

Decidí levantarme de mi lugar antes de que se diera cuenta.

- Me iré a dormir, buenas noches - dije saliendo de la cocina.

El estar toda la noche despierta a causa de las pesadillas, no era nada lindo. Me encontraba con las ojeras muy marcadas y muy fatigada.

Escuche mi alarma y como pude me levante para ducharme, el estomago aún me dolía. Me mire al espejo para poder inspeccionar mi cara; mi mejilla ya no estaba hinchada y mi labio estaba mucho mejor que ayer, en cambio, no se podía decir lo mismo de mi panza, podía notar un moretón muy grande formándose allí. Tenía ganas de llorar, aún no lograba entender el porque de las palizas que recibía.

"EXO", como se hacían llamar los que me molestaban, iban a la misma secundaria que yo. Los malos tratos ya eran parte de mi día a día desde entonces. Sehun junto a Xiumin y Suho eran los que más daño me hacían; Kai y D.O. estaban en contra de todo esto, ellos nunca me insultaron o me levantaron la mano, pero tampoco hicieron mucho por pararlos.

Hoy el día se encontraba nublado, se podía ver como las hojas de los árboles se iban tornando amarillas día a día y también como el viento era un poco más fresco de lo usual, advirtiendo la llegada del otoño.

Me vestí con un jeans azul oscuro; una remera básica, de color negra; un buzo oversize, gris y mis vans negras; me solté el cabello y me puse un perfume con olor a rosas.

Me encontraba más animada luego de darme esa ducha y permitirme despejar todo pensamiento malo de mi cabeza.

Baje a la planta baja y no había nadie, mi madre se había ido a trabajar temprano y mi hermano aún no lo había vuelto a ver desde ayer. Preparé un vaso de café caliente, para poder aguantar toda la mañana sin dormirme en clases, y llene un termo con café para poder tomarlo mas tarde, por las dudas me agarraba sueño.

La entrada del colegio era lo que más miedo me daba, algunos días ellos me esperaban allí. Tenía miedo de cruzármelos, hoy estaba de buen humor y no quería que él y su grupito me arruinaran el día.

Saliendo de clases me fije mi reloj: 11:05a.m., era temprano aún, entonces opte por ir a leer un rato. Estaba en la biblioteca leyendo cuando vi de reojo a alguien tomando asiento enfrente mío, no le tomé mucha importancia ya que no esperaba a nadie.

Poco minutos después, empecé a sentir el perfume de la persona sentada enfrente, levante mi vista del libro para poder ver de quien se trataba. Tenía el cabello de color castaño claro; apoyaba su mejilla izquierda en una de sus manos y con la otra sujetaba la página del libro que se encontraba leyendo. Sus dedos eran largos y finos, podía notar como resaltaban cada una de sus venas; en la muñeca derecha podía ver un reloj negro, a leguas se notaba que era costoso. Tenía la piel un poco bronceada, era delgado y sus hombros eran anchos. Todo en el me llamo la atención. Desde la tranquilidad que emanaba, hasta lo hermoso que era.

No sabía con exactitud cuanto tiempo me quede viéndolo, hasta que cruzamos miradas y baje la cabeza avergonzada, y continúe leyendo mi libro como si no hubiera pasado nada.

Media hora más tarde, escuché como llegaba alguien a buscarlo.

- Tae, vamos a comer - susurro un poco fuerte una voz femenina.

- Me falta poco para terminar aquí- susurro en respuesta.

No me atrevía a levantar mi mirada, conocía esa voz, era Mina la novia de Sehun. Estaba segura de que era ella, éramos compañeras en varias clases, alguna que otra vez me había tocado hacer con ella maquetas y trabajos prácticos.

Mi instinto me decía que tenia salir corriendo de allí en ese preciso momento, Sehun podría llegar en cualquier segundo. Comencé a ponerme impaciente, no sabía como salir de allí sin que las piernas me fallaran por la tembladera.

- Esta bien, iré a reservar una mesa y pediré algo para nosotros- susurró dándose la vuelta para irse.

Pasaron como cinco minutos cuando al fin me pude tranquilizar, estaba por levantarme cuando alguien me agarro del hombro haciendo que me quedara en mi lugar.

- Te encontré, perra - susurro en mi oído, apretándome con fuerza mis hombros. Hice una mueca por el dolor. - así que... ¿este es tu escondite? - prosiguió con voz burlona. - Levántate- me ordenó. Me levante de mi asiento con sus manos aún en mis hombros evitando cualquier posible escape.

Él chico que se encontraba enfrente mío, que hasta ahora había presenciado todo lo interrumpió:

- Oye, ¿esta todo bien? - me miró preocupado.

Estaba por responderle cuando Sehun se me adelantó:

- Esta todo bien bro, no te preocupes- sonrió falsamente.

- No te hablaba a ti- respondió enojado dirigiendo su mirada hacia mi, esperando cualquier posible respuesta.

- No - pensé.

- Si, todo esta bien- respondí casi en un susurro sin levantar mi mirada.

- ¿Lo ves?, todo esta bien, no hay de que preocuparse- dijo Sehun levantando mi mochila y guardando todas mis cosas. - Vámonos- me dijo ahora a mi, pasando sus brazos por encima de mis hombros. Esto no iba a terminar bien.

𝓢𝓪𝓿𝓮 𝓶𝓮, 𝓹𝓵𝓮𝓪𝓼𝓮.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora