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Arte de @huangdanlan

31 de agosto.

Durante mucho tiempo se preguntó que impulsaba a las personas a fumar, le parecía repugnante y el aroma era de lo peor, llegó a discutir con Leorio muchas veces por ese mismo tema, pese a que el joven de lentes no acostumbraba fumar, cuando el estrés era demasiado optaba por encender uno y fumarlo hasta la mitad diciendo que el sabor era pésimo pero al menos le daba otra perspectiva… El rubio sonrió a medias pensando en el moreno de lentes redondos, se burlaría de él si viera que estaba sopesando la idea de fumar al menos la mitad de un cigarrillo.

No era solo la presión de ser un guardaespaldas que va escalando posiciones lo que le pesaba y le estaba generando tanto cansancio, en realidad era su propia existencia, seguir y seguir buscando al culpable para así vengar a su clan era una pesada cadena en su cuello que se colaba hasta su pecho, literal y metafóricamente; castigaría sin la piedad que su familia seguramente rogó hasta acabar con todos y cada uno de ellos. Cerró los ojos en intentó calmarse, los lentes de contacto no podían cubrir del todo el brillo escarlata que emanaban sus orbes enfurecidos.

Se lavó la cara con agua lo suficientemente fría como para mantenerse despejado, parpadeó varias veces puesto que el insomnio ocasionalmente le recordaba que estaba ahí y salió del baño de caballeros para toparse con Senritsu fuera de la habitación de la joven líder vigilando.

-En unos minutos nos relevan, ¿Quieres un poco de aire?

-No podemos salir

-¿Qué te parece la azotea? No está demasiado retirado.

-No lo sé

-Disculpa, sé que no me incumbe pero, ¿Hace cuántos días que no duermes?

-Q-quizás unos dos o tres

-Puedo tocar una melodía para que duermas en tu descanso

El rubio suspiró y le regaló una sonrisa resignada, aceptando la ayuda. Al paso de unos minutos llegaron sus relevos y cuando estaban por subir a descansar Shachmono los detuvo

-¿A dónde van? Vayan a recorrer el perímetro

-Entendido – respondieron a unísono, saliendo del hotel a recorrer las cercanías, no habían avanzado más que unas calles a la redonda cuando el cansancio le hizo detenerse.

-¿Estás bien? Siéntate en la banca

-Estoy bien, debemos regresar

-No, mírate estás…

-¿Aureum?

La voz le hizo abrir los ojos de golpe y mirar hacía arriba puesto que la joven lo había empujado contra una banca para que se sentara. El hombre que le llamaba iba nuevamente bien vestido y nuevamente llevaba esa extraña banda en la frente, Kurapika se tensó

-Ah… - el rubio trató de recordar el nombre pero solo quedó en el intento

-Lucil, ¿Recuerdas? – el hombre de traje se señaló a si mismo – Que sorpresa, ¿Estás bien? Tu rostro está pálido, ¿Puedo ayudarte en algo?

-Yo… No, no es necesario – haciendo ademán de levantarse sintió su alrededor dar vueltas.

-No luces bien, ¿Qué le ocurrió? – Lucil miró a Senritsu con intensidad.

-No ha dormido, ya nos vamos – la joven tiró involuntariamente de las ropas de Kurapika, pese a que no había un sonido definido, había algo en el desconocido que estaba asustándola, Kurapika volvió a incorporarse, sintiendo la urgencia de su compañera y una amable mano le ayudó a ponerse de pie.

-Al menos permítame acompañarle, no luce para nada bien – después de ayudar al rubio a levantarse, Lucil mostró las palmas y un rostro inocente provocando una mirada de ambos compañeros que juzgaban que hacer, asintieron a sabiendas que no debían acercarse al edificio donde se hallaba Neon, tenían de ventaja al menos 3 calles.

Chaînes et mensongesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora