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Escuchaba con atención, como las olas golpeaban con fuerza la orilla y si cerraba los ojos, lograba imaginarme en el océano, nadando con la libertad que tanto añoraba; pero mis deseos eran inútiles, porque aunque mi alma estuviera en el mar, mi vida y mi ser, estaban en tierra firme, sin poder conocer la verdadera libertad

Érase una vez... Un Alma RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora