Capítulo 2 - Aislamiento

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Siniestra Romanza de la Nochevieja

Capítulo 2
Aislamiento

El camino era bastante uniforme lo que permitía que las chicas estuviesen confortables durante la primera parte del viaje, a Amity le sorprendió lo rápido que se había vuelto alta noche, según sus cálculos no deberían ser más de las nueve, pero en aquél camino encantado nada era lo que parecía.

Luz la estrechó entre sus brazos, la pelimenta se recostó sobre el pecho de su amada y cerró los ojos.

A la chica de Alba piel le pareció tan solo un instante, un sólo parpadeo, el tenebroso camino sembrado de bastones de menta coronados por ardientes bombones se alumbró de pronto del resplandor de la luna reflejada en la nieve. El sendero había adquirido una apariencia que maravilló a la menor de los Blight.

El cielo estaba espolvoreado de estrellas, tan claras que incluso la pelimenta creyó ver nebulosas girando en sus órbitas  eternas. Pero la luna, la luna era algo que Amity no creyó ver jamás en sus delirios más salvajes.

Una luna de nariz aguileña la miraba desde el cielo con un ojo blanco, una sonrisa extraña y complacida le marcaba el gesto. El rostro siniestro y sonriente de un mimo infernal.

- ¿Que es esto?

- Es el camino a la posada. Ya casi llegamos.

- No conozco este lugar, ¿Dónde en las Islas Hirvientes descubriste este sitio?

- Es porque no estamos en las Islas Hirvientes. Usé el portal para buscar un sitio donde pudiéramos estar juntas y al fin hallé un lugar. ¿Te gusta?

Amity Miró a su alrededor sonriendo con extrañeza, un muñeco de nieve a la verá del camino pareció moverse cuando el carruaje paso cerca de el, la pelimenta casi pudo notar como el monigote de nieve la saludaba con un brazo de rama seca.

Amity le devolvió el saludo, era aquello algo extraño, pero pese al aire tenebroso y siniestro, a la chica no le asustaba, era un viaje delirante.

- Los muñecos de nieve están vivos... Bastones de caramelos, bombones, no me sorprendería saber que los árboles son galletas de gengibre y la nieve es en realidad azúcar.

- No es así. - le dijo Luz dando un golpecito en la pared en señal al cochero. - aunque lo demás es maravilloso, me recuerda una película de Tim Burton.

Amity la miró confusa, no quería arruinar el momento así que solo suspiró y se acomodó mejor en Luz para disfrutar del camino faltante.

La Posada de la Medialuna

El carruaje se deslizó a través de un arco gótico con letras garigoleadas que sólo rezaba MEDIALUNA. Tras el dintel, a Amity le pareció ver un amplio jardín cubierto de nieve, árboles esqueléticos alzaban sus apéndices descarnados como garras esqueléticas hacia el cielo espolvoreado de diamantes, la luna aún los seguía, aquél resplandeciente ojo de plata observando el avance de aquel carruaje las seguía con una insistencia insana.

Al fin, el carruaje se detuvo, Luz se levantó y le dió un abrigo a Amity para el cambio de ambiente, luego, le dió la mano a su amada para ayudarle a bajar.

La fachada era imponente, una construcción sólida a la holandesa con ventanales reforzados, una puerta maciza de caoba cerraba aquél edificio, varios arbolillos sembrados en alguna desconocida geometría rodeaban el jardín.

Subieron los escalones hasta la entrada, Luz sacó de su bolsillo una llave.

- ¿No hay recepción?

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