Parte 1

7.6K 95 0
                                    

El Sr. Parker se divorció hace un par de años. El chisme es que su esposa lo dejó porque no podía soportar estar sola todo el tiempo. Lo que es pura mierda. El Sr. Parker con frecuencia se ha desplegado a diferentes países en el momento de notificación, pero nunca había dejado a su esposa por más que unos meses.
Escuché rumores que Amanda lo engañaba todo el tiempo. La gente habla. Atrapé a mi mamá parloteando a sus amigas por teléfono sobre la manera en que Amanda follaría a cualquier cosa que tuviera una polla.
Desde el chico del correo, hasta el sórdido dueño del bar en la Calle King y hasta una stripper con un arnés. No podía entender qué clase de mujer podría querer divorciarse de un hombre como el Sr. Parker. Una perra estúpida, aparentemente.

Me había alegrado en secreto cuando escuché la noticia que Amanda había recibido al Sr. Parker con los papeles del divorcio. Eso me había dado el empujón que necesitaba para seducirlo. No sabía cómo ni cuándo, pero sabía que algún día él sería mío.

Por el último par de meses, le he enviado señales. Papá siempre lo invita a cenar
cada domingo si está en el país, o cuando mi papá y sus amigos juegan póker. El Sr.Parker siempre hace lo mejor para ignorarme, pero el hombre está solo. Lo sé. Puedo verlo en sus ojos, carcomiéndolo. Sin embargo, su polla parece estar peleando con su cerebro siempre que dejo caer mis insinuaciones. Retorciéndose y llenándose cuando me inclino demasiado cerca.

Él tiene que pensar que soy intocable. Siendo la hija de su amigo y todo eso.

Mi papá no aprueba que me vista como una puta (sus palabras, no las mías). Y no lo
necesito. Puedo tener a cualquier hombre, incluso en mi mejor domingo y cubierta de la cabeza a los pies. Acabo de graduarme de una buena escuela Católica y solía vestir el uniforme a cuadros estándar, una falda corta y ajustada, y una blusa blanca. Cuando el Sr. Parker venía a casa durante el día, me cambiaba mi sostén blanco por uno negro y desapuntaba los tres primeros botones de mi camisa, así él podía ver la línea bronceada de mi escote. Siempre alejaba su mirada como si estuviera siendo castigado por una monja invisible.

O si venía en la noche, me cambiaba a un traje de deporte ajustado que perfilaba la forma de mi cuerpo. Especialmente mi culito firme. Me gusta menearlo sugestivamente siempre que miraba en mi dirección. Y él siempre se sonroja.

Pero lo que me gusta incluso más es ver a un hombre adulto gritar. Siempre que
cabalgo la dura polla de un hombre y lo tengo bajo mi, sollozando de placer, eso me hace sentir fuerte y poderosa. Como una diosa.

MY DADDY'S BEST FRIEND~ GIA BLUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora