Cuando llegue al trabajo por suerte el director estaba en una reunión y no me vio llegar tarde. Pero quien si me vio fue Sanáis reprochándome porque no era normal que llegara tarde al trabajo, nunca llego tarde pero ese día se me olvido el reloj por culpa de ese tío.
Yo: ¡Sí! si ya sé que llegue tarde pero todo tiene una explicación, te contare más tarde, le di un beso en unas de sus mejillas y me dirigí a mi oficina.
Al terminar mi día de trabajo y alcance a ver Sanáis dirigiéndose hacia mí para que yo le cuente que fue lo que paso en el restaurant, le conté todo lo que paso. Salimos de la empresa dirigiéndonos hasta nuestros apartamentos para luego encontramos otra vez, pero esta vez en el gimnasio.
Suena mi teléfono, era Sanáis me estaba esperando debajo de mi departamento para irnos juntas porque tuvo un problema con su coche. En camino hacia el gimnasio seguimos con la conversación sobre Kelliam.
Sanáis me dice: - Espero que este joven sea alguien con buena intención hacia ti, porque si no es así tendrá problemas conmigo. Chocamos miradas y nos reímos a carcajadas. Ella siempre ha estado hay para mí en los peores y mejores momentos de mi vida, es como una hermana.
En el gimnasio duramos 2horas haciendo ejercicios, ese día duramos más porque teníamos varias días sin hacer ejercicios. Después de las 2horas de ejercicios lleve a Sanáis a su departamento.
Dure dos semanas sin ir al restaurant porque tenía mucho trabajo y no tenía tiempo para almorzar fuera de la empresa.
Una mañana iba de camino al trabajo y me encontré con Kelliam, si ya sé que teníamos dos semanas sin vernos y sin yo saber nada de él pero así es la realidad de mis días por el momento. Kelliam me observa y sonríe queriendo darme un beso en una de mis mejillas.
K: ¡Hola Charlotte!, cuanto tiempo sin vernos, pensé que ya no estabas trabajando aquí porque ya no te volví a ver en el restaurant.
Sonrió ante su comentario y le digo; si estoy trabajando aquí pero eh tenido dos semanas muy atareadas y por eso no eh tenido tiempo de ir al restaurant.
K: Ah ok, pensé que ya no me querías volver a ver.
-Pero que tonto es este tío, claro que te quería volver a ver pero mi trabajo es una de mis prioridades en este momento, digo, y esta vez no en voz alta.
Yo: Nada que ver, mi trabajo me tiene muy ocupada y por eso no eh podido volver al restaurant
K: ¿Crees que nos podremos ver hoy al almuerzo?
Yo: Si no tengo mucho trabajo sí. -Yo sé que tengo la tarde libre hoy pero no le quise decir nada.
K: Vale, pues nos vemos más tarde me dice él, con su cara no muy feliz que digamos.
Ok. Y entro a la empresa.
De camino al restaurant, vi de lejos que ya Kelliam estaba sentado en la mesa donde siempre me siento cuando voy allí. ¡Hola otra vez!, le dije.
Estuvimos allí durante 2 horas hablando de todo un poco. Hasta que volvimos a tocar el tema del nuestro libro en común. Algunas noches no duermo tarde por estar leyendo este libro dice Kelliam, es algo que quiero crear en mi vida algún día, ellos comienza su historia con un juego de seducción y terminan cazados y con dos nenes.
Sabes algo, me dice Kelliam. Y yo de tonta respondo a carcajadas; no lo sé si no me lo dices. Vale entiendo, te digo para que sepas pues.
K: El día que yo vuelva a estar con alguien será porque yo este seguro de que ella será mi esposa y madre de mis hijos. Ya estoy en una edad en la cual me quiero posicionar con alguien.
Yo: ¡Ahh sí! y que edad tienes digo sonriendo.
K: Tengo 32 años. ¿Y tú?
Yo: Tío pero pareces de 27 años como yo, y si tengo 27 años.
K: Estamos iguales entonces, porque tú pareces que tienes menos, pareces que tienes 23 años. Disculpa que te diga esto pero, tienes un cuerpo que muchas tías quisieran tener a tu edad.
Yo: ¡Gracias! Es que ejercito mi cuerpo haciendo ejercicios, siempre me mantengo hiendo al gimnasio.
K: Pensé que lo ejercitabas de otra forma murmura él, con una sonrisa de burla.
-Cálmate Charlotte todo estará bien dice mi espíritu por dentro de mí. –Así es Kelliam, esta es de la única manera que puedo ejercitar mi cuerpo.
K: Me puedes pasar tu número de teléfono.
Yo: Y si te digo que no te quiero dar mi número ¿qué me harás?
K: Iré al lugar donde trabajas y se lo pediré a la secretaria de la empresa.
Yo: No eres capaz de hacer eso, digo a carcajadas.
K: Que te quede claro esto, cuando estoy interesado en alguien hago todo lo posible para conseguir lo que quiero.
Yo: Vale, pues ya veo que si eres capaz de eso y más. Mejor te lo daré yo y así no me harás pasar vergüenza delante del personal de mi trabajo. Intercambiamos de número y luego nos despedimos.
K: Te llamare más tarde y espero que esta no sea nuestra última conversación entre nosotros.
-Pero claro que nos volveremos a ver, y no te arrepentirás de este encuentro dije en mi mente.
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Mi mayor ilusión
FantasyGraduada en contabilidad, Charlotte Esther es una mujer la cual pasó por un transcurso de vida muy frustrante a causa de una relación toxica, después de terminar con su expareja no volvió a tener confianza en ningún otro hombre. A pesar de su frustr...