Bachelor's babies || L.S. (Omegaverse)

✦I: Western 1✦

Harry tenía que haber estado loco cuando creyó que sería una buena idea hacer esto.

Justamente por eso no le gustaba alardear; de hecho, ni siquiera tuvo la oportunidad de hacerlo él mismo.

En esos días, quería mantener en secreto que su hermana le había regalado el último televisor inteligente por su cumpleaños. Gemma sabía lo fanático que era del futbol americano y también de su accidente tropezando la televisión que tenía mientras aspiraba la alfombra. Para su mala suerte, le entregaron esta gran caja rectangular cuando Matthew pasó a buscar un manojo de llaves que había olvidado en su piso.

Desde ese momento supo que no había nada que pudiera hacer.

No lo malinterpreten, no es que no quisiera vivir la experiencia de un partido de futbol americano con sus amigos. Ellos igual eran grandes aficionados y siempre era mejor mirar esta clase de cosas en compañía, pero prefería hacerlo rodeados de otros fanáticos desconocidos, con gritos ensordecedores detrás de ellos y una hamburguesa, en un bar deportivo muy, muy lejano a su hogar.

La cosa era que vivía en el centro de Londres, en un condominio donde habitaban familias, adultos mayores, estudiantes y demás personas que seguramente agradecían constantemente lo tranquilo que era ese conjunto de departamentos en particular. A decir verdad, él también lo hacía.

No es como si sus vecinos fueran personas malhumoradas. De hecho, hasta el día de hoy, jamás ha tenido una discusión o recibido una queja por parte de alguno de ellos. Eran personas muy tranquilas, amables y tolerantes que no molestaban a nadie y él procuraba hacer lo mismo por ellos.

Pero vamos, por muy tolerantes que fueran, estaba seguro que a él tampoco le gustaría vivir a lado de lo que parecían ser unos chicos de fraternidad gritando cada que los Green Bay Packers anotaban.

—¡Maldita sea sí! —Aulló su amigo con todas sus fuerzas—. ¡Eso es lo que llamo un maldito touchdown!

Harry le dio la razón, riendo cuando Sam empezó a mover el logo de su playera como un loco. Cómo todos unos buenos aficionados, ellos vestían orgullosamente las playeras oficiales del equipo.

Harry pensó que la portaría con el mismo orgullo si no fuera porque en su torpeza, se le había caído una papita con salsa en el pecho. Quiso desaparecerla tallándola, pero solo provocó que se extendiera más y tenía que vivir con ello hasta lavarla en la próxima colada.

—Ya quiero ver el próximo pick. —Le escuchó decir a Matt, quien hizo una pausa para inclinar la lata de cerveza en su boca. Lo vio estirar la cabeza encima de la gran pantalla, atisbando al rubio que salía del baño—. Kyle, ¿Cuánto a que les meten dos más a tu equipo de mierda antes del medio tiempo?

—¿Cuánto a que yo le meto dos más a tu hermana antes de que pueda pedir medio tiempo?

Las risotadas se escucharon al instante excepto por las de Matt y Kyle. El primero sobra decir porqué; y Kyle, bueno, a él ya empezaba a molestarle que el primero siempre hiciera comentarios despectivos acerca del equipo que claramente no compartían fanatismo. Harry solo negó divertido porque siempre era la misma pelea entre ellos dos.

Cómo alfas, era muy sencillo que cayeran ante las provocaciones de otro con facilidad. O al menos así era para alfas temperamentales como Matt y Kyle.

Entre su grupo de amigos, Harry era como un tipo de mediador cuando las cosas se salían de control. Era un poco cómico imaginarlo porque él era el más alto y corpulento de todos, pero, así como su físico daba expectativas a una cosa, su actitud era completamente otra.

Harry siempre procuraba que todos se sintieran cómodos a su alrededor. No era un alfa escandaloso ni sediento por acaparar la atención de todos; de hecho, su aroma natural no era tan abrumador y territorial —cuando no estaba en celo— como el de la mayoría. Gran parte de sus conocidos lo describían con un gran corazón y una bondad que era difícil de encontrar en individuos de su género. Era sumamente respetuoso y tenía esta educación de siempre hacer lo correcto que a personas como Matt desquiciaba algunas veces. Él era todo lo contrario, por supuesto. Muchas veces tenían sus roces, pero nunca nada fuera de lo normal.