Tras perder una vida te dan 7 mas

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Jiang cheng havia revivido en un gato negro.

El podía ya imaginarse un poco como era su nueva apariencia, pero aún quería verse con sus mismos ojos y no por una intuición suya. Analizando el terreno en el que estaba, se dirigió a un árbol y clavo sus pequeñas garras en la firme corteza de este, a continuación subió una por una de sus patas traseras. En esos momentos ya tenía su pequeño cuerpo aferrado al gigantesco tronco, de manera rápida soltó una pata delantera y la puso más alto en el tronco y repitió el movimiento con las demás extremidades, así continuamente hasta llegar a una de las grandes ramas que se separaban del tronco principal, debía admitir que escalar dicho árbol en esa forma fue un tanto agotador y había perdido el control en unas cuantas ocasiones haciendo que se estremezca y se sujetara fuertemente con las garras que aún le quedaban puestas en el árbol para no caerse al suelo desde la altura en la que se encontraba.

Ya en la ramificación mencionada anteriormente, sintió el aire frío que lo envolvía a esas alturas y disfruto del calmo paisaje que proporciona este al estar a una estatura alejada del suelo y en medio de un bosque. Antes de haber subido al árbol era incierta la etapa diaria en la que se encontraba, podía intuir que no era de mañana, porque apenas entraba una pequeña cantidad de luz. Pero al ya estar arriba entre las coronilla de los árboles que conforman el bosque, sintió frío y observaba un ambiente gris sin llegar a ser deprimente y hasta se le podría decir tranquilizante y acogedor, una sensación que le rozaba el pelaje lizo y le hacía sentir libre de todo lo que una vez vivió, lo hacía sentir vivo.

A lo lejos divisó una construcción y pensó que seguro era un templo de oración a algún Dios, o simplemente un lugar donde pasar la noche.

Jiang Cheng decidió que ahí es donde iría ahora para ordenar sus ideas y pasar la noche, se estaba haciendo tarde y quien sabe que peligros hay para un gato en ese espeso bosque y sinceramente el no quería averiguarlo. Pará no tener que bajar y perder la ubicación de la edificación, así que siguió con cuidado pasando de copa en copa de los árboles entre los gruesos ramilletes que estos tenían para de este modo acercarse a su destino. A una distancia segura decidió bajar, hay que agregar que ahora si el sol se estaba poniendo y las sombras se alargaban dejando el bosque mas a oscuras de lo que ya de por sí es, por suerte llegó a tiempo a su anhelado refugio.

Era de tarde pero entre aquella espesa vegetación el sistema horario se sentía más adelantado. Jiang cheng teniendo cierta certeza de que por fin estaba en un lugar seguro suspiro y observó el peculiar lugar explorándolo, y si tal y como lo predijo, era un templo de algún dios que el desconocía pero igual reverencio por simple respeto, y cuando decimos reverencio en su forma actual fue juntar sus patas delanteras y agachar la cabeza, más parecía que se estaba estirando que reverenciando, pero bueno tampoco hay mucho que se podía hacer en aquella forma.

Explorando los alrededores del lugar encontró justo lo que necesitaba. Si un espejo, estaba muy polvoriento pero aún se podía ver en el tu reflejo.
Ahí por primera vez vio su nueva naturaleza. Como ya lo tenía pensado el era un gato de pelaje negro y liso, también vio cosas nuevas en su apariencia, sus ojos eran amatistas con un brillo que parecían los rayos de zidian. Hasta el momento no se había percatado de un pequeño detalle que recorría su cuellos, era un collar con la simbólica campanilla de yunmeng jiang.

A-cheng al verlo pensó... si me quedo con la campanilla y el collar y alguien me ve así me regresará a mi secta, y yo no quiero esto... Ya se en esos momento jiang cheng se dedico a quitarse el collar jalándolo con sus garras y tirando la cabeza hacia atraz hasta por fin dejarlo.

LIBERTAD quiso decir con un deje de cómo si hubiera estado apresado por grilletes durante 10 años, aunque obviamente de su boca no salieron palabras, pero si un nyaaaaa~. El mismo al escuchar ese sonido proveniente de sí mismo se avergonzó un poco, se tenía que acostumbrar.