La piscina.

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Después de haber pasado un buen rato ,nos despedimos de los chicos y quedamos en que los chicos nos iban a  enseñar algunos lugares de la isla. Así que quedamos en vernos a las dos de la tarde.
Por la mañana me levanto y con mi taza de café en la mano salgo a la terraza de la piscina. El lugar es preciso y dan ganas de nunca volver a casa. De pronto oigo un carraspeó detrás de mí. Me volteo y me encuentro con Alejandro. Este hombre es un dios griego. Tiene un cuerpo de infarto y esa cara de niño malo con su sonrisa de lado dan ganas de comerselo.

- Hola vecina, ya estás despierta?

- Pues si. Soy de madrugar, por el trabajo es una costumbre que tengo, hasta los fines de semana, suelo madrugar. Pero, tu no te quedas atrás.

- Me pasa como a ti. A demás me gusta ir a correr antes de ir a trabajar, también voy al gimnasio los fines de semana con los chicos. Pero ya que me voy a mudar pienso hacer uno en casa, para poder ahorrar tiempo.

- Se nota en vuestros cuerpos.

- Y yo que pensaba que solo tenías ojitos por mi. Me doy cuenta que me enquivoque. Bueno regreso a casa a llorar un rato.

- No seas tonto - me rio- para mí eres el más guapo de todos.

Cuando me doy cuenta de lo que vengo de decir, me pongo más colorada que una amapola.

- Me gusta mucho oír eso.

El se acerca hasta quedar muy cerca ya que siento su respiración en mi mejilla.

- Para mí eres la más hermosa de vosotras también. - me dice al oído y me da un beso en la comisura de los labios.

Madre mía que calor hace.

- Te apetece un café. - digo para que no note el estado en el que me encuentro. Pero creo que falló porque el se pone a reír.

- será un placer desayunar contigo hermosa.

Voy a la cocina y cuando entro me encuentro seis pares de ojos mirándome.

- Hola chicas. Como habéis dormido? - pregunto

- Bien, pero alguien amaneció mucho mejor parece. - dice Carla

- Hasta parece que el día está muy caluroso - dice Sofía

- Si porque alguien está más que colorada parece un semáforo - dice Paula

- Queréis parar de decir tonterías. Solo estamos hablando. Y si, hace calor.

- Claro, y también tenías algo en la mejilla y te lo quito con la lengua. - dice Paula de nuevo riendo.

Cojo la taza de café y las tostadas y salgo casi corriendo de ahí. De pronto, ellas se hecha a reír y yo no sé dónde esconderme.
Salgo y Alejandro está sentado en la mesa del jardín con una sonrisa en la cara. Creo que hoy es mi día y que todos han decidido burlarse de mi.
Al rato salen las chicas y como si los hubiera llamado también aparecen los chicos. Decidimos desayunar todos juntos y aprovechar de la piscina hasta la hora de salir.
Estamos disfrutando mucho. Me gusta porque todos nos llevamos bien. Menos Samuel y yo, todos están en la piscina .

- Así que te vas a casar? - Pregunto.

-Si en dos semanas con mi novia de toda la vida. - me dice con una sonrisa.

- Eso sí suena genial. Es tan raro ver dos personas juntas desde tanto tiempo. Te puedo preguntar cómo os conocisteis?

- Si claro, no es ningún secreto. Verás íbamos a la escuela juntos, pero bueno , con los chicos éramos los populares y solo pensábamos en pasarlo bien en fiestas y con las chicas. Mi chica, que se llama Marta, era más bien la Nerf del instituto y nunca hablamos aunque a mí me gustaba porque la verdad es muy bonita, pero ya sabes lo que pasa que por el parabién delante de la gente, nunca di el paso. También era joven y tonto. - se rie-  Finalmente terminó el instituto y cada uno se fue por su lado a estudiar. Años después, abrí mi empresa de publicidad y estuve buscando una secretaria y un diseñador, y cuál fue mi sorpresa cuando mi nuevo diseñador se presentó. Era ella y más guapa que nunca a mis ojos. Dos meses después le pedí salir y ya no nos separamos. Hoy llevamos la empresa juntos y somos muy felices. Así que lo que si te puedo decir es que si uno está destinado a alguien, aunque pasen los años , ellos se encontrarán y nadie lo puede cambiar.

- Es una historia muy hermosa Samuel y te deseo lo mejor.

- Chicos, porque estáis aquí solos, venga venir con nosotros. - nos dice Alejandro.

- Yo voy a por algo de beber. - digo levantándome.

De pronto Alejandro me toma en brazos y salta al agua. Cuando salgo a la superficie, parezco un pulpo enganchado a una roca. Tengo los brazos en su cuello y las piernas alrededor de su cintura. El me mira con su sonrisa de niño malo y me besa la nariz.

- Hola preciosa.

- Hola guapetón.

Su mirada viaja de mis ojos a mis labios. Parece que me este pidiendo permiso para besarme. Así que olvidó todo y me atrevo antes de arrepentirme y lo besó. El beso sabe a gloria, es dulce y adictivo. Nos separamos por falta de aire y vamos hacia las escaleras, ahí Alejandro se sienta y hace que me siente entre sus piernas. Pasamos una hora más  y ya decidimos prepararnos para la excursión. Toda la tarde sin darnos cuenta hemos estado sin dejar de tocarnos. Caricias en el brazo, en las manos o simplemente poniendo mi cabello detrás de la oreja. Pero se sentía tan bien, que no nos dimos cuenta, era como si fuera normal, como si lo estuviéramos haciendo desde hacía muchos años. Todo era sonrisas, y nuestras conversaciones muy llevaderas . Es un chico muy amable y respetuoso y me gusta pasar tiempo con el.

Una vez listo no subimos en el Jeep que mi padre me dejó y me dispongo a seguir los chicos. Pero cuando miro hacia la casa de los chicos creo ver una silueta mirar a través las cortinas.

Hola chic@s, aquí les traigo un nuevo capítulo. Espero les guste. No olviden votar ⭐ y comentar ❤️💖 gracias

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