Lo primero que Leo notó cuando abrió los ojos es la luz del sol que pega directamente en sus ojos y que lo hace enceguecer por unos segundos, con su brazo izquierdo se tapó los ojos y después de asegurarse que no sería atacado por los rayos del sol, se dio cuenta de lo segundo. Fiat estaba dando vueltas en la habitación buscando algo, su cuerpo aún se encontraba desnudo por lo que tenía una gran vista de su trasero. Se levantó un poco para quedar recostado en la cabecera y después le habló.
—Buen día —dijo mientras se lamía inconscientemente el labio interior —¿Qué andas buscando?
Fiat brincó ante su voz y él solo sonrió negando con la cabeza. Fiat lo volteó a ver con sus mejillas bañadas en un color carmín que a Leo se le antojaba delicioso, sonrió con timidez y respondió:
—Mi ropa interior, no la encuentro —dijo y después siguió dando vueltas en la habitación. Leo quiso reír con fuerza porque al parecer el pequeño chico ni siquiera recordaba que no traía algo como eso la noche anterior. Así que se lo hizo saber.
—No traías —dice y una sonrisa se asoma en sus labios al ver la cara sorprendía de Fiat y después el descubrimiento de la verdad.
—Cierto —dice tímidamente y después ríe quedito.
Fiat se pone sus pantalones rápidamente y es entonces que Leo comienza a temer a lo que viene después, sinceramente él no está listo, no cuando por la noche después de quedarse dormidos ambos despertaron y tuvieron un segundo raund un poco más intenso que el anterior.
—Fiat —murmuró después de que su corazón se acelerase al verlo tomar una camiseta suya del closet que tiene en la habitación. —Fiat detente —agrega pues ha visto cómo se viste tan rápido que siente como si él quisiera desaparecer de ahí y Leo teme que eso se vuelva realidad.
—No —dice y no hay emoción en su voz, solo... apuro.
—Tenemos que hablar de lo que pasó anoche.
Leo mira como los hombros de Fiat ahora cubiertos por una fina camiseta color beige, se tensan y le dirige una mirada dura. Nunca pensó verlo de esa manera, sin embargo, Fiat sigue pareciendo apurado.
—No, Ai'Leo, de verdad no ahora —dice y relaja sus hombros—, después ¿okay? Ahora estoy llegando malditamente tarde a la segunda hora y tengo examen. El profesor Thada me advirtió que no puedo suspenderlo porque haría que me sacaran del equipo de básquet... ¿Tienes clase?
—Por la tarde —respondió Leo aún aturdido por el montón de rápidas palabras que Fiat le dijo en un segundo. Después pregunta— ¿Amenazó con sacarte del equipo?
—Me advirtió —recalcó Fiat y Leo frunce el ceño después ve a Fiat dirigir su mirada a la ventana—. Estuve faltando mucho a sus clases, por ir a ver a... —sus palabras van perdiendo el volumen cuanto más se acercaba al final así que Leo sabe a quién se refiere.
—P'Type —Fiat asiente y Leo lo ve soltar un bajo suspiro.
—Así que tengo que aprobar ese examen.
—De acuerdo, llévate mi auto, si lo deseas.
Fiat lo mira y le regala una sonrisa.
—De acuerdo —Leo ve que se dirige con rapidez a la puerta –sus tenis puestos con las agujetas sin ajustar- y cuando llega a ella ve como se queda parado sin avanzar y después escucha que lo llama— ¿Leo?
—¿Sí?
—Prometo que hablaremos de ello, ¿de acuerdo? Tampoco me hace feliz dejarte después de lo de anoche, pero esto es importante para mí también. —Fiat no lo mira, pero no importa. Sus palabras le dan un poco de esperanza y al final Leo lo entiende.
Fiat no lo mira ni siquiera cuando sale, pero Leo puede ver la pequeña sonrisa que tiene plasmada en sus labios cuando atraviesa la puerta y la cierra tras él. Tal vez, está a punto de encontrar el oro al final del arcoíris.
La línea borrada comienza a no importarle.
El día se vuelve lento a medida que Leo comienza a impacientarse, deseando encontrarse con Fiat lo antes posible, pero entre más espera, el tiempo más se ralentiza. Así que decide comenzar a prestar atención a sus clases, después de todo él sabe que tarde o temprano van a encontrarse y eventualmente van a tener esa conversación que ambos se prometieron esa mañana.
La tarde pasa lenta, pero el cálido sentimiento que se asienta en su corazón ante la esperanza de que esa noche va a salir todo perfectamente le hace no sentirse tan desesperado. Se aferra a ello y cuando la última clase termina y está en camino hacia la parada de autobuses recibe un mensaje que sabe que es de Fiat:
A tu izquierda
Leo sonríe ante el mensaje porque solamente Fiat usaría una referencia como lo es esa frase. Sin embargo, voltea a su izquierda y ahí parado, recargado en su camioneta se encuentra Fiat, mirándose tan maravilloso como solamente él sabe, luciendo con un descaro inigualable las rojizas marcas en su cuello que la camiseta un par de tallas más grande que las que normalmente usa, dejan a la vista. Su corazón se acelera como un chiquillo enamorado y se acerca a él sin quitar la mirada de los ojos ajenos.
—¿Viniste a recogerme?
Fiat sonríe y dice en cambio —Define recoger.
Leo no se lo espera y suelta una pequeña risa que por un momento se escucha ajena, sin embargo, se da cuenta y su sonrisa se afianza en sus labios y sin ponerse a pensarlo dos veces se acerca a Fiat invadiendo su espacio personal, junta sus labios en un efímero beso y se inclina hacia atrás y como sabía que pasaría Fiat rezonga.
—Ai' Leo —aquella vocecita que siempre ponía cuando deseaba que se cumpliera su capricho se escucha y Leo sonríe y se acerca de nuevo otra vez y se besan lentamente. Sus bocas unidas hacen de su estómago un remolino de sensaciones. Todo encaja como debería de haber encajado hacía muchísimo tiempo. Fiat es quien se hace hacia atrás y le dice— sube, tenemos mucho que platicar. —Pero por la forma en que lo dice, Leo sabe que todo va a ir bien, que todo, esa noche quedaría resuelto.
Fiat lleva conduciendo al menos unos quince minutos, sin embargo, desde que se subieron al auto supo que no se dirigían a casa, pero cuando llegaron a la zona de Silom Road y Fiat estaciona el auto sabe exactamente dónde van. Caminan un poco, pues el edificio está un poco escondido, pero cuando lo encuentran, Cloud 47 se alza en su grandeza.
Cuando ambos se encuentran ahí arriba pueden ver la ciudad de Bangkok, es un mirador bonito que ambos conocieron hace un par de años, la comida es buena. No es un lugar extravagante, pero si es un poco elegante y sus instalaciones son tan cómodas para venir con tus amigos a pasar un buen momento, sin embargo, esa terraza era exclusiva de ellos dos, al menos para ellos mismos.
Así que ese fue el lugar donde las confesiones fueron dichas, donde los temores y las acciones fueron aclaradas. Donde ambos se dieron cuenta que eran demasiado estúpidos para darse cuenta que se amaban entre sí desde hace mucho. Tal vez enceguecidos al sentirse no correspondidos. Leo supo que Fiat lo único que deseaba era llamar su atención, aunque definitivamente hubiera deseado que la llamara de otra atención. Al final también le contó de sus propios sentimientos y de todo lo que había sentido a lo largo de todo ese tiempo.
Al final de la noche ambos se prometieron que nada de eso volvería a suceder. Que nunca volverían a dejar espacio para los malos entendidos y que, sin duda alguna, la confianza y la conversación sería lo más importante para ellos.
Esa noche ante la vista que tenían de Bangkok sellaron con un beso aquella conversación.
Al final no le tomaron importancia a la línea que borraron la noche anterior, pues esa noche habían tenido un nuevo comienzo, uno que ambos esperaban nunca tuviera un final. Y no lo tendría.
Pues Leo siempre tocó a Fiat como si lo amara, porque sencillamente siempre lo había hecho.
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Tócame como si me amaras || LeoxFiat
FanfictionLeo lo sabía desde hace mucho, sabía que Fiat no podía ver más allá de su propia nariz, no podía darse cuenta de lo que el sentía por él. Su mejor amigo estaba más centrado en la tristeza y la desesperación que le provocó el enterarse que el Phi por...