✪» ❝별³❞

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HyunGu, aquel rubio ser de mirada curiosa y sonrisa sencilla, sentía una enorme calidez cuando orbitaba alrededor de YongHoon

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HyunGu, aquel rubio ser de mirada curiosa y sonrisa sencilla, sentía una enorme calidez cuando orbitaba alrededor de YongHoon. Era un sentimiento inexplicable, como si el verano asomara a su corazón, como si la calidez de aquella estación lo embargara cada vez que veía al más alto. Como si estuviera alrededor del sol.

El rubio se sentía capaz de soltar su ancla y mantenerse muy cerca de YongHoon, por el resto de su eternidad. Dejaría de deambular por los campos con tal de admirarle un día más.

Si era sincero consigo mismo, jamás había dejado de sentir esa calidez, a pesar de que el cuerpo del mayor se transformara con el pasar de aquel estúpido pensamiento sobre el inexistente tiempo.

Tiene un secreto, lo guarda al saber que es más longevo que la edad de las estrellas, una especie de encanto o profecía. Pero no se la contaría a su amor, no hasta que llegase su último día juntos.

Los veranos pasaban uno tras otro, en una cómoda y un tanto monótona parsimonia, mientras la edad comenzaba a marcar ciertos rastros en el rostro de YongHoon. Este sentía cierta envidia por HyunGu, quien aún parecía ser el tierno rubio de hace demasiados veranos atrás.

—¿Al menos podrías envejecer un poco? —le dijo un día al más bajo— Me siento demasiado solo siendo el único con arrugas.

HyunGu se ríe y se limpia la tierra en el pantalón. Ambos estaban bajo el árbol de mango, tomando varias piezas de la preciosa y dulce fruta. El rubio era quien se había trepado al magnífico tronco, puesto a que la espalda del castaño no estaba en las mejores condiciones como para realizar aquella maniobra. Le esperaba abajo con el cesto entre sus grandes manos.

—Pero si te ves súper lindo con arrugas —le halaga, provocando un sonrojo en el más alto. Por muchos años que pasaran YongHoon seguiría arrebolándose con cada palabra dulce que el contrario le dedicaba.

Debido al pequeño aturdimiento por las bellas palabras, YongHoon olvidó elevar el canasto y el mango que HyunGu había tirado le golpeó en la cabeza.

—¡Ey! —se queja— Eso duele.

Con bastante facilidad el rubio desciende del gran tronco y toca el suelo, casi levitando. Se acerca hacia el más alto y posa sus manos encima de los castaños cabellos golpeados para que una tenue luz amarilla comienza a irradiarse de estas, buscando aliviar el dolor. YongHoon lo observa con detenimiento y, cuando HyunGu lo observa de regreso, retira la mirada con un sonrojo de por medio.

Luego de haber sanado el pequeñito golpe con el poder de sus manos, HyunGu acuna el rostro del contrario y le estampa un tierno y corto besito en los labios. Ante el rápido tacto YongHoon suelta un quejido de molestia, no era justo que su contacto hubiese sido tan fugaz.

—Pon cuidado con tu cabezota, porque o sino esta vez sí te tiro el mango intencionalmente.

HyunGu podía llegar a ser tan dulce como un mango, pero también golpeaba fuerte y era resistente como la semilla de aquel fruto. A veces también podía ser bastante inmaduro... y verde.

ヽSpace Man | ONEWE ∵ YongGu ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora