CAPÍTULO 1

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—¡Quiero el divorcio! —grita el castaño al más alto, quien se mofa en su cara —. ¡No te rías estupido! ¡Hablo en serio, quiero el divorcio!

—¿Ah, si? ¿No quieres otra cosa?

—Sí, la pensión.

El color de su rostro se fue por la sorpresa.

—Todo menos la pensión, Win, por favor.

—Me divorcio de ti, me quedo a los niños y me das la mitad de lo que ganas... ¡Y todos felices, Bright!

—¿Me vas a dejar en la calle? —Win asiente furioso mientras el castaño pucherea para solucionar el problema. Win no hace caso a su expresión, por lo que Bright se da la vuelta y bufa —. Oh vaya, me casé con un psicópata de Bangkok —murmura.

—¿Qué dijiste, idiota?

—¡Nada, psicópata de Nakhon Pathom!

—¡¿A quién le dices psicópata de Nakhon Pathom, psicópata de Bangkok?!

Mientras peleaban como adolecentes, los más pequeños de la casa observaban con diversión la escena, a pesar de no entender absolutamente nada de lo que sus padres decían ya que gritaban en coreano. Ambos se reían de los dos más grandes de la casa, que ahora se encontraban en planes de divorcios, algo que ellos no sabían.

—¿Qué crees que estén diciendo? —pregunta el más pequeño a su hermano.

—No lo sé, tal vez por fin aceptaron que eres gay —Tay golpea a su hermano en la nuca, a lo que el contrario resonga.

—¡No soy gay!

—Sí lo eres. Eres un homosexual de Bangkok —lo acusa.

—¡¿A quién llamas homosexual de Bangkok, idiota de mierda?!

Y bueno, esa es la familia Vachirawit. Nadie sabía porqué los cuatro eran tan extraños y ruidosos, pero bueno. Se complementaban bien, y eso lo decía todo el mundo que los conocía...

—Okey, okey. Estoy tratando de no salir de mis casillas, porque si llega a pasar te mataré, Bright —advierte, llevándose los dedos a sus sienes.

—Mátame, prefiero eso mil veces a darte la mitad de lo que gano —le saca la lengua.

—¡Ahora sí te mato, tonto!

Iba a lanzarse sobre su ex esposo, pero los gritos e insultos en otro idioma lo detuvieron. Sus hijos estaban peleando detrás de las plantas, a empujones e insultos en chino. Win rápidamente se arremangó las mangas de su camisa y caminó hacia ellos acompañado de Bright. Abrió un poco las plantas, encontrando a Off y Tay peleando.

Al ver los dos a sus padres se detuvieron, haciendo un puchero y una carita angelical. Off corrió a los brazos de Bright, quien lo recibió y cargó entre sus brazos. En cambio Tay le sacó la lengua y corrió detrás de Win.

—¿Ves? Tu hijo es rui-

—¡Hey, hey, hey! De mi hijo no te expreses así, eh. ¿Y qué hay del tuyo? También es un des-

—¡Shh! Malas palabras en casa no, por favor. Hay bebés presentes —interviene Tay.

—Cierto.

Win y Bright se retan y matan con la mirada, mientras Off y Tay se sacan la lengua y pelean para ver quiďn parpadea primero. Spoiler: perdió Off.

—Largo —ordena el líder de la casa.

—¡Obligame, Metawin!

Y bueno, ahora Bright estaba sentado frente a su casa, con sus maletas hechas a un lado. Suspiró y tronó sus dedos. Ya hacía frío, y quería un chocolate caliente. Quería un abracito caliente, y unos besitos, pero Win ya no se los daría, nunca más.

¿Cómo pasó todo eso? Ni él lo sabe.

—¡Off vuelve acá, niño!

Win se escuchaba estresado y no lo iba a negar, lo estaba. Ahora que Bright no está, tiene que hacerse cargo de dos niños de nueve y ocho años. Bright solía hacerse cargo de Off, y Win de Tay ya que eran sus respectivos hijos.

Cuando surgió la idea y la necesidad de tener al fin hijos para hacer firme la relación, Bright quiso tener a su propio hijo, con rasgos de él y genes suyos. Luego a Win le pareció la idea, y como ambos tenían en ese entonces dinero hasta para limpiarse el trasero, lo hicieron. Ahora, desgraciadamente, no se puede regresar a Off.

Bromeo, Win ama a ambos chicos por igual.

No podría echarlo como hizo con su padre. Sería muy cruel y despechado. A parte, Win es blandito y jamás haría algo así. Con sólo mirar los ojitos de Off se da cuenta de que fue la mejor decisión de su vida.

—¡Ponte pantalones!

El menor corría por la casa en calzoncillos de winnie pooh, amarillos y rotos... Carajo, Bright jamás les compraba ropa.

—¡Agh, maldito Bright! —maldice al cielo y el nombrado sonríe del otro lado de la puerta —. Hey... ¡Deja eso ahí, Metawin! N-no... ¡Vachirawit bájate de ahí!

Sí, necesitaba a Bright.

La puerta sonó, y Win estaba al borde de la locura con las lágrimas cayendo de sus ojos. Quería ayuda, mucha ayuda. Secó su sudor al igual que sus lágrimas con la manga de su camisa y se dirigió a la puerta. Al abrirla, un Bright sonriendo estaba ahí. Sabía que esa sonrisa en su rostro era razón de victoria

—¿Necesitas ayuda?

Claro que la necesitaba.

—Pasa.

El chico entró a la casa nuevamente y atrapó a Off mientras corría por la sala. Hizo cosquillas en su barriguita y plantó muchos besitos en su rostro. Tay lo miraba con los ojos entrecerrados, y eso lo notó Win. Corrió hacia él, e igual que Bright lo cargó y comenzó a besarle la cara. Las risas de una familia feliz inundaban la casa. Al bajar a los niños la ex pareja se acercó.

—Win... Dame unos días aquí mientras busco un lugar donde vivir —sus ojitos eran igual a los de Off cuando quería galletas.

—No lo sé... No te quiero ver más, Bright.

—Lo sé, lo sé, pero entiende que no tengo a donde ir y... Veo que necesitas ayuda con los niños —los señala.


Win suelta un suspiro, y Bright sabe que lo ha logrado.

—¡Pero nada más una semana!

—Un mes...

—Una semana.

—Dos meses.

—Un mes solamente... —se golpeó mentalmente al escuchar lo que dijo —. Rayos.

—¡Yes!



















Sólo queda agradecer a la autora por permitirme adaptar esta bonita historia, que pueden encontrar en Lukun, muchas gracias y ¡disfruten!

# ERROR [ BrightWin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora