Capítulo 2
Poder de Flor.
La mañana siguiente me dirigí hacia la Agencia de Viajes Armstrong, llegando antes de que la agencia estuviera abierta. Oí la agitación de llaves y talones que hacían clic detrás de mí. Esta era Janice Armstrong, la dueña.
-¿Dónde está Ruby?- Pregunté jadeantemente.
-Ella no entra los martes hasta la tarde.- contestó ella, abriendo la puerta.
-¿La tarde?- Gemí.
-¿A propósito,- ella dijo, moviendo cerca, -sabes algo sobre el mayordomo de Alexander?-
-¿Hombre Escalofriante?- Pregunté. -¿Quiero decir, Jameson?-
-Se supone que ellos tenían una cita.- admitió ella, encendiendo las luces de oficina y ajustando el termostato.
-¿Cómo fue?- Pregunté ingenuamente.
Janice puso su monedero en su cajón superior, encendió su ordenador, y me miró.
-¿No lo sabes? Él no se presentó,- dijo ella. -¡Y con una aturdidora como Ruby él tuvo suerte de ella hasta que miró en su dirección!-
-¿Dijo él por qué lo cancelo?- Apreté.
-No. Pensé que Alexander te lo había dicho.- dijo ella.
-No directamente.-
Ella sacudió su cabeza. -Un hombre bueno es difícil de encontrar, lo sabes. Pero tú tienes a Alexander.-
Yo mordía mi labio negro.
-¿Oye, no es tarde para la escuela?- preguntó, alzando la vista en el reloj de Viajes Armstrong.
-¡Llego siempre tarde! ¿Janice, puedes darme la dirección de Ruby?-
-¿Por qué no esperas atrás al final del día?-
-Es sólo que ella abandonó su espejo-
-Puedes dejarlo aquí.- sugirió Janice.
La puerta principal se abrió y era Ruby andado.
Imaginé una mujer alta en vaqueros que sostenía un cigarrillo y una cerveza, pero hasta ser dejada plantada, Ruby conservaba el estilo. Ella llevaba puesto mucho maquillaje y un suéter blanco y emparejaba pantalones blancos apretados.
-Llegas temprano hoy.- dijo Janice.
-Tengo mucho para ponerme al corriente,- Ruby contestó con un suspiro. -¿Qué haces aquí?- me preguntó, sorprendida de verme.
-Tengo algo tuyo.-
-Si estás aquí de parte de Jameson,- dijo ella, -Puedes decirle que lo siento que tuve que cancelar.-
-¿Tu? Pero él era - comencé.
Ruby se instaló en su escritorio y encendió su ordenador, por casualidad atropellando su taza de plumas.
-¡Rayos!- ella exclamó, agitado, tratando de agarrar las plumas cuando ellos se cayeron al suelo.
Janice y yo corrimos para ayudarle a escogerlos.
-¡Esto nunca había pasado antes!- Ruby dijo furiosamente. -Ahora cada uno sabrá.-
-Atropello cosas todo el tiempo.- consolé.
-No, ella quiere decir sobre Jameson,- me susurró Janice. -Fui levantada varias veces antes de que encontrara a mi Joe. Pero debo confesar que estoy sorprendida sobre el mayordomo. Era doblemente grosero, ya que vinimos al partido para apoyar la familia Esterlina.- Janice me fulminó con la mirada como si la ausencia de Jameson era mi falta. -Siento como si él me pusiera, también.-