Capítulo 1 - Rebelde por inocente

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Parte I

No puedo evitar sonreír cuando veo a un niño disparar un "porqué". Esa inocente curiosidad que no sabe de momento ni lugar, ha puesto en jaque a todo padre en más de una oportunidad. "Estos niños y sus cosas", dicen, mientras sacuden la cabeza e intentan disimular la incomodidad, ignorando sus preguntas o inventando respuestas falsas para dejar el tema atrás.

Para el niño, la palabra de papá y mamá es ley, sin importar cuán absurda, ambigua o hiriente pueda llegar a ser. Pero cuando aprendemos a pensar por nosotros mismos y obtenemos eso que llaman criterio, muy a menudo ponemos en duda aquello que considerábamos como verdad. Esta es la raíz del gran primer dolor.

Pensando en ello ¿Alguna vez se han preguntado qué tan lógico es el sentido común? ¿Cuánto de lo que conocemos y aceptamos por realidad, es así porque alguien nos lo dijo? ¿Quién es bueno y quien es malo? ¿Qué es lo real fuera de lo imaginario? ¿Dónde comienzas tú y dónde termino yo?

En retrospectiva, ¿Cuántos detalles hemos callado, únicamente porque el sentido común decía que era "lo normal"? El culto monoteísta al dios solar, la naturaleza conductista de la educación, todas aquellas incongruencias de una sociedad con tendencias a la alienación. "Es lógico", nos obligábamos a pensar, "debe de tener algún sentido, simplemente miremos para otro lado y no le prestemos atención".

No es como si quedara otra opción, no es algo en lo que debamos pensar, la sociedad se encargará de hacerlo por nosotros. Sencillamente, ponte cómodo, prende la televisión y deja que ella te enseñe la forma en la que se deben hacer las cosas.

Con el tiempo, la experiencia te enseña a vivir la vida sin prestarle atención a la forma en la que los demás viven la suya: Sonriendo y saludando, marchando junto a ellos como cualquier otro idiota, pero haciéndote a un lado antes de llegar al borde del risco. No intentes detenerlos, limítate a seguirles el juego y déjalos pasar. Los ciegos tarde o temprano aprenderán.

De haber tenido la suficiente experiencia ¿Habría intentado luchar contra el sistema en mis años de rebeldía?... Seguramente. Un adolescente que se rebela contra las injusticias, sabe que es momento de reclamar su lugar como individuo. Por desgracia, no siempre somos conscientes del verdadero enemigo.

Recuerdo con nostalgia aquellos días de mozo, sentado en una esquina escuchando música y viviendo un sin sentido, luchando contra mi padre, agrupándome con otros huérfanos, para finalmente seguir lo que el sentido común decía que debía ser un rebelde.

— ¡Alumno! — Solía decir la maestra —. Si no le interesa mi clase, puede salirse.

¿Quién se cree? pensaba, no es nadie para decirme que hacer. Perdemos tanto tiempo valioso aprendiendo a pensar como hombres del pasado, que no nos damos cuenta que el reloj marco la siguiente hora.

— ¿Quieres comportarte? ¿Qué harás si nos vuelven a regañar?

En una hipotética mesa redonda, los diferentes mini-egos discutían entre sí:

— Pues, salirme ¿qué otra cosa puedo hacer? —. El Confiado.

— ¿Es que acaso nunca piensas en el futuro? —. El Responsable.

Tiene razón, vives tu vida como si fuera eterna, no te preocupas por el mañana y reniegas de todo aquel que te quiere... ¿Al menos, me estás escuchando? —. El Juez.

Sí, te escucho —. El Confiado.

No, No lo hace —. El Sincero.

— Te preocupas demasiado. Hemos cometido errores en el pasado y aún seguimos aquí ¿No? — El Confiado.

Héroes de papelWhere stories live. Discover now