23.- Jack.

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"Dean...". Movía al cazador en la cama Castiel.

"Mmm". Apenas gruñía como respuesta.

"Es tu turno". Aún seguía moviéndolo el ángel quien tambien estaba adormitado mientras se escuchaban algunos quejidos de la cuna de Henry, habia pasado casi tres semanas después de su nacimiento, la primera semana fue sencilla ya que recibieron visitas las cuáles ayudaron con el cuidado del bebé por las noches lo cual permitió a la pareja descansar y por supuesto recuperar el tiempo que no habían estado juntos en la cama, baño o donde les ganara el deseo. La segunda semana, se habían ido las visitas, pero ellos aún tenían energías las cuales duraron solo 3 días, quien diría que un bebe nefilim requería más atenciones que uno normal como Dean jr. El cual había sido en lo que cabe tranquilo como sus padres. Henry, como decían varios, pasaba de estar tranquilo y serio como Castiel en el día, a una tormenta de ira y gritos al estilo Dean en la noche; el segundo fin de semana fue agotador, pero al menos habian aprendido a identificar el llanto del bebé, cuando quería comer, cambio de pañal o simplemente la atención de alguno de sus padres, mientras que cuando quería a Castiel solo eran sollozos, cuando quería que Dean lo cargara eran más gritos. Estaban agotados que prácticamente omitian el hecho que se acercaba San Valentín.

"Vamos Henry, campeón; ¿Por qué a mi me toca el llamado de Tarzan y a Cas solo quejiditos? Tal vez podrías despertarlo a él con un pequeño grito la próxima vez". Le decía el rubio al niño que tenia la costumbre de pegar su cabecita en el pecho de su padre, solo quería sentir el latir de su corazón.

 Le decía el rubio al niño que tenia la costumbre de pegar su cabecita en el pecho de su padre, solo quería sentir el latir de su corazón

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"¿Cas estás bien?". Preguntó a la mañana siguiente Sam, mientras veía a un Castiel agotado.

"Supongo, ayer tu hermano le pidió a Henry que me gritara a mi cuando quisiera verme y a él solo le sollozara, pensé que no funcionaría... Esta mañana al que despertaron a gritos fui yo". Le decía el ángel mientras tomaba café para mantenerse despierto.

"Si, puede ser difícil pero lo vas a amar, ¿Dónde están?". Sam se refería a Dean y Henry.

"Dean se está duchando y bañando al niño, debemos salir a buscar ropa ya que la que tiene no le queda, creció 10 centímetros estos días". Ya más calmado contestó el ángel.

"Seguirá creciendo, por cierto; ¿Podrían comprar más cereal? El mío se acaba y no dudo que el idiota de Dean es quien me lo ha de estar robando". Le pidió el favor Sam, Jack quien iba entrando, al escuchar esta frase se dió media vuelta a la sala.

"Si... Supongo que ha de ser Dean..." El pelinegro le contestó, encubriendo a su hijo.

"Ese hijo de perra...". Gruñó Sam.

"¿Cuál hijo de perra?". Preguntó Dean llegando de bañarse con su hijo en brazos.

"Tu animal, de no ser porque traes a mi sobrino en brazos te golpearía". Bufó y se retiró de la cocina.

"Cas, te ves terrible". Le dijo Dean.

"Buenos días Dean". Le contestó Cas con una sonrisa.

"Veo que no pudiste dormir bien, no has pensado usar tu mojo para dormir a Henry y asi no nos despierte". Le dijo Dean mientras tomaba de la taza de Castiel.

Una Vida Casi NormalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora