Tommy
Ian abrió la puerta sonriente y algo extrañado, en realidad no le avisé que vendría a su departamento hasta unas cuadras antes de llegar.
–Hey, Tom. Pasa, disculpa el desastre –Lo miré con recelo. El departamento estaba perfectamente pulcro, no había ni una sola mota de polvo en el librero y la gran pantalla plana parecía recién comprada. Su departamento era minimalista, un sofá, una alfombra, una mesa, una televisión, el librero con no más de cinco ejemplares y nada más que eso, todo en todos grisáceos azulados y blancos. Ian siempre ha tenido algo con el orden y la limpieza pero desde que Aaron le dio esa charla sobre los gérmenes no hay día que no bañe en cloro sus muebles, no dudo que también él se desinfecte.
–Ven acá, pequeño– por un momento pensé que me hablaba a mí pero extendió sus brazos y cargó a Alex, este se recargó en su hombro y ni siquiera parpadeó, le gustaba ver a Ian. –¿por qué tan callado? ¿Problemas en el paraíso?
–¿Ya te he dicho que eres de lo mas cliché? –Sonrió mostrando sus dientes perfectos y tomó mi comentario mas que como un insulto, como un halago. –Y no, todo bien. – Mentí
La relación con él había mermado desde que volví con Derek, no esperaba menos pero cada que trataba de acercarme de nuevo a él sentía un puntazo de rechazo y vaya que soy sensible con los rechazos.
Fui a su departamento por tres motivos: no quería estar solo con Alex, me da pánico que algo pase y no sepa qué hacer, quería provocarle al gruñón con el que vivo un disgusto como el que me había provocado a mí, y por último, necesito recuperar a la única persona que ha estado conmigo toda mi vida.Nos sentamos en el sofá mas costoso en el que me había sentado nunca. Como era de esperarse, él se sentó un lugar lejos de mí.
–¿Quieres tomar algo? ¿te preparo té o algo más fuerte? – Después de sus palabras sentí una melancolía terrible, todo lo que hicimos cuando niños, todos los juegos, todas las risas, nuestra primera borrachera, entre él y yo hay demasiados recuerdos.
–Vengo con Alex, no puedo beber nada fuerte – No sabía como iniciar la conversación. Sus ágiles dedos acariciaban el cabello del bebé. –Ian...
–No, tampoco planeaba ofrecerte mezcal, tengo vino. Aaron es fanático del vino, hay tinto, rosado, blanco. Estoy seguro de que si busco bien encontraré de otros colores – se echó a reír y el ambiente se relajó un poco. –No es que no quiera ver a este pequeño, solo me parece extraño que no lo dejaras con Derek –sonó un tinte de asco al pronunciar su nombre
–No, él ya está ocupado, nos dejó solos. –Ian me miró con el ceño fruncido y después lo relajó y miro hacia otro lado como si hubiese llegado a alguna conclusión, me adelanté y le dije rápidamente –Encontró trabajo en una preparatoria y...
–Y para vengarte viniste a verme, claro –Entornó sus ojos y negó con la cabeza. Me sonrojé. Tenía razón, pero no era solo por eso.
–Ian... yo... No voy a mentirte en esto, sí fue mi primer impulso pero pude ir a casa de quien fuera y él se hubiera enojado. Pensé en venir aquí porque extraño a mi mejor amigo.
Él meditó un momento mis palabras y contuvo infructuoso una sonrisa.
–Suenas diferente, Tomm. Más... no lo sé ¿maduro? –Asentí, es cierto que cambié un poco mi manera de hablar. Si algo aprendí con todo lo que ha pasado es que debo cuidar más las cosas que digo, estas tienen consecuencias.
–Hablando de Aaron –cambié el tema – ¿Cómo van las cosas? ¿Dónde está? – voltee alrededor como buscándolo
–Ya sabes, es médico, trabaja todo el día y toda la noche y todo el día siguiente –El rubio suspiró, no con tristeza sino con melancolía. –Pero, cuando está hacemos de todo, lo que yo quiera hacer, eso hacemos. –Evitó el contacto visual.
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Different Love Segunda Parte
JugendliteraturDereck, Tommy, Alex y... ¿alguien más? Segunda Parte de Different Love