Capítulo 4

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Tommy

Al llegar a casa acosté a Alex. Dereck y yo no habíamos hablado en todo el camino ni llegando, por eso Alex pudo dormir profundamente. Después de dejarlo en su cuna fui hasta donde Dereck, temeroso, sin saber qué decir.

–¿Quieres té? –preguntó. Se había hecho un man bun y dos mechones le caían sobre la frente adornándole todo el rostro. Verlo tan perfecto era casi doloroso. También pude notar que la mitad del whisky que había en la botella junto a él mágicamente ya no estaba.

–No –Respiré –Quiero una cerveza.

Él levantó la vista por sobre sus anteojos, sorprendido y se lamió los labios. Sacó una botella de vidrio del refrigerador y la abrió con los dientes, le dio un trago y se cercó a mí. Me besó y sentí el sabor a cerveza. Poco a poco aumentó la fuerza del beso, primero solo sus labios fríos y húmedos y después su lengua encontró la mía y un dolor punzante en el vientre comenzó. Tenía muchos meses que no me besaba así.

Puse mis manos en su pecho para separarlo pero recordé todo lo que había hablado con Ian momentos antes. Pensé en lo que había hecho pasar a Dereck no solo hoy sino antes, todo lo que había sufrido por mi culpa y por un momento sentí miedo, miedo de perderlo, de no volver a sentir sus labios besándome y lo dejé.
No, no solo lo dejé. Comencé a desabrochar su camisa, para ser sinceros ya llevaba la mitad desabrochada desde que lo vi en la puerta. Ahora él fue quien intentó detenerme pero solo abrazó mis manos y me dejó continuar. Al terminar pasé mis dedos sobre su piel porcelana y el soltó un gemido contra mis labios, sentí su entrepierna creciendo.

–Vamos a la habitación –No fue una pregunta.

Besó mis cuello y gemí en su oído, no quería decir nada, solo sentir, sentir su piel, sus labios, sentirlo dentro de mí.
Busqué su cuello y el mostró un poco de resistencia pero dejó de resistirse en cuanto succioné levemente su piel, a cambio me acercó a él. Fui bajando, dando besos, pegando mi lengua a su piel con presión y succionando cada que él quería guiarme. Al llegar a su cinturón no dudé en quitárselo, las manos me temblaron un poco, pero no por nervios, sino por emoción. Lo acaricié sobre el bóxer, cerré los ojos y me lo imaginé dentro de mí, al parecer él hizo lo mismo porque se bajó la ropa interior. Sin dudarlo lo comencé a saborear. Lo metí por completo a mi boca y, más que gemido, Dereck soltó un gruñido y comenzó a mover la cadera y a llenar mi garganta. Lo miré de reojo, su cabello pegado a su húmeda frente, las gotas de sudor formándose en su impecable piel y sus manos sobre mi cabeza, indicándome el ritmo que debía seguir.

–Tom, me voy a venir en tu boca –No me quité, por el contrario seguí con el ritmo que había marcado y él dijo entre gemidos y respiración entrecortada –Por favor... –y se deshizo en mi boca con un gemido grave y sumamente sexy. Me levanté y lo vi estremecerse y sonreír. Nunca se había permitido tanta vulnerabilidad o al menos eso creía yo.
En cuanto se recuperó me tiró a la cama y comenzó a besarme. Me desabrochó los jeans y comenzó a tocarme, firme. En sus ojos había vuelto su ego, su altanería, pero mi pena no había vuelto, por el contrario, me permití expresar todo lo que sus manos me hacían sentir. Pronto aceleró sus movimientos, arriba y abajo cada vez mas rápido. Arqueé la espalda y gemí, el también gimió en mi oído y el sonido de su grave voz en conjunto con sus agiles manos me hizo correrme como nunca, me rompí en mil pedazos y mi vista se obscureció. Poco a poco volvió la lucidez.
–Ah-a –fue todo lo que pude decir.

Ambos estábamos exhaustos, y con una sonrisa en el rostro. La habitación estaba iluminada por la luz de la luna, ni siquiera había echo el intento de cerrarla. La quietud de la noche nos cubría. Él fue quien rompió el silencio primero.

–¿Acaso es mi cumpleaños? – sonreí.

–Oh, cállate. –dije, sintiéndome yo de nuevo.

Dereck no dijo nada más. Empecé a titiritar, la luna ya no era suficiente. Él lo notó y nos cubrió con la sábana blanca de algodón. De repente me abrazó fuerte, me besó el cabello y en un susurro dijo

–Estaba por romper la puerta de Ian cuando llegó tu mensaje. Gracias. –Me paralicé. La vulnerabilidad de Dereck era algo nuevo, ni siquiera en el hospital se había comportado así, además, llamó a Ian por su nombre. Traté de decirle que era lo que mas amaba en el mundo, que sin él me sentiría perdido y que solo quería que fuera feliz, fuera dando clases, o en un convento, pero no salió nada, mi valentía no llegó a tanto.

Tomé su mano por el dorso y la apreté. Me sentí mal por el gesto tan mísero que era eso y me dormí maldiciéndome por no poder expresarme mejor. 

Different Love Segunda ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora