Las fiestas... hermosos momentos que pasamos con la familia; pavo, tamales, un gran pastel y claro lo que nunca puede faltar, regalos , sin duda las fiestas navideñas son las mejores, pero es bien sabido que por más que prepares las cosas para bien pueden ir mal, no te sientas mal, realmente no es tu culpa, todo esto sucede por Esrál y Madiv, esos duendecillos sin duda me la han jugado muchas veces.
¿Qué? ¿Jamás has escuchado de ellos? Bueno si ese es el caso te contaré un pequeño cuento agridulce de navidad, ponte cómodo.
La verdad es que nadie sabe cómo se llamaban en un inicio, lo único de lo que podemos estar seguros es de que eran humanos antes de ser semidioses. Esrál y Madiv vivían en un pequeño pueblo llamado Caral hace varios años, desgraciadamente fueron desechados por su padre a falta de recursos económicos, llegando así a las calles de aquel pueblo, cada día del año trataban de conseguir alimento y sobrevivir al frío excesivo de Caral, a pesar de todo aquello ellos trataban de ver las cosas positivas y estar felices por las cosas buenas que tenían, estaban juntos y nada más importaba, ellos solo se tenían el uno al otro. Sin duda para ellos lo más cruel era ver cómo se aproximaba la navidad, solían subirse a las banquetas a mirar por las ventanas de las casas como la gente disfrutaba de un cálido refugio, o la rica cena que comían, pero lo mejor para ellos era ver cómo se reunían en la sala con el gran pino para abrir los regalos, la emoción que los niños sentían al abrir sus regalos no tenía precio, las lágrimas salían de los ojos de aquellos dos, Esrál odiaba sentirse así, odiaba no poder tener aquello, odiaba el hecho de que la vida le haya arrebatado aquella calidez, aquellos momentos felices, pero lo que más le partía el corazón era ver a su hermana sufrir por aquellas cosas. Los celos que Esrál tenía poco a poco se convirtieron en odio y deseos de destrucción, su hermana a diferencia de él siempre le deseo lo mejor a todos y buscaba ser feliz como estaba.
Al cumplir 16 años, Esrál decidió que con el poco dinero que había juntado iría a comprar una cena de navidad, no iba a ser la mejor cena, pero sería de ellos, de los dos, por fin tendría aquello que tanto deseaba tener, se levantó temprano en la mañana dejando a su hermana dormida en aquel rincón de la calle en el que solían vivir, él estaba feliz por poder cumplir los sueños de su hermana, rápidamente trató de comprar las pocas cosas que podía permitirse y con la misma rapidez regreso con su hermana. En el trayecto no dejaba de pensar en lo feliz que sería su hermana, en lo que sería la primera de muchas cenas, estarían juntos y eso era lo que importaba, estar en familia en la cena más importante de la navidad, pero todo esto se vio interrumpido por la perturbadora escena que encontró al llegar al callejón. Madiv estaba ahí, tirada en el piso, siendo atacada por un par de hombres que supongo pasan por ahí y vieron a la chica dormida en el callejón, Esrál tiro todo lo que traía al piso y se acercó rápido a su hermana, lamentablemente llegó tarde, ella ya no tenía pulso. En ese momento su mundo se vino abajo, el dolor que le inundaba era abrumador, deseaba estar con ella, era tanta su desesperación que el mundo se apiadó de él y lo mando al descanso con su hermana. El mundo vio todo lo que ellos habían sufrido y vivido que decidió darles un regalo.
Así fue como Madiv resucitó y se convirtió en lo bello de las fiestas, la felicidad y la calidez. Por el contrario Esrál volvió siendo lo malo, lo oscuro que pueden llegar a ser las fiestas.
Y es así como a lo largo de los años aproximando Navidad bajan de las nubes y buscan repartir felicidad u odio, calidez o frialdad, amor o tristeza, suerte o desgracia, así que ya sabes, cuando veas que la cena de navidad que planeaste por varias semanas se arruinó es porque Esrál está haciendo sus desgracias contigo, pero no te preocupes Madiv siempre está para regresar la felicidad y jalarle una oreja a Esrál.
Aquí un pequeño dibujo de Esrál y Madiv hecho por mi
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